Como en aquellos buenos tiempos, los bailarines del Teatro Colón han vuelto a tomar sus valijas y a llevar su arte a los escenarios del interior del país. Y es en el marco de esta feliz iniciativa (y de la mano de Mozarteum San Juan) que el Ballet del máximo coliseo argentino regresa a la provincia, para subir a escena esta noche. "Llevamos cuarta Trilogía Neoclásica que hacemos en el Colón, la tercera que sale de gira. Es el mismo programa que se hizo para la apertura 2015 del Teatro. Esperamos que lo puedan disfrutar porque nuestra intención es llevar lo mismo que sucede en el Colón a los distintos teatros del interior", comentó Federico Fernández, el Primer Bailarín más joven de la troupe, quien sin embargo, a sus 28 años ostenta una prolífica trayectoria: hijo de una pianista y nieto de un violinista, empezó a bailar a los 12 años, estudió con Katty Gallo y Raúl Candal (sus maestros formadores) a los 14 ingresó al Ballet Argentino de Julio Bocca, pasó por el de Iñaki Urlezaga, siguió en el Teatro Argentino de La Plata y por concurso internacional ingresó al Colón (desde febrero pasado, dirigido por Maximiliano Guerra) donde baila hace diez años. Pero no sólo su talento lo puso en boca de todos, sino también porque ha sido la voz de numerosos reclamos profesionales. Tanto de uno como de otro, dialogó con DIARIO DE CUYO.
– Tal cual. Hace unos tres años que venimos haciendo esto y esperamos que sean muchos más. Ahora hacemos solamente una gira de 10 días, la verdad que sería mejor hacer una buena gira de un mes, o dos tandas, para poder recorrer el país.
– Sí, pero con ballet clásico. Nosotros somos Teatro Colón y llevamos lo que allí se produce, ballet clásico, que además es lo que menos se lleva al interior.
– Bueno, es un preconcepto, pero es cierto que en el Colón las entradas en general han estado caras. A veces hay entradas accesibles, pero no es para todos y lo que nosotros necesitamos es que sea para todos. Pero bueno, la intención está y parece que la nueva gestión tiene ese interés.
– Me cuesta, pero lo imagino. Deseo que sea así, pero tiene que haber una decisión política. Esa apuesta significa que no se puede estar pensando sólo en el rédito económico del teatro, porque el Colón es monumento histórico nacional y es el derecho del ciudadano poder llegar a él y la obligación del gobernante de hacer que la gente llegue.
– Está un poco en conflicto. En este momento el Instituto no está funcionando como debería, las salas de ensayo no están dentro del teatro, porque no se terminaron de reconstruir. Estudian en lugares ajenos y en algunas salas del ballet estable cuando están disponibles. Pero todos apostamos a que vuelva a ser como era.
– Se mantiene…
– Lo que tienen las compañías privadas es que es mucho más fácil salir a bailar al interior y al exterior. El Colón tiene una estructura, por eso a veces es más complicado y la cantidad de funciones es menor a la de una compañía privada.
– Sí claro, como mínimo el doble de lo que hacemos, pero va a llegar en algún momento…
– No sé, para mí tiene que ser comprometido. Si elegís estar en el Colón, no es sólo bailar; es saber que es un teatro público y que uno vive de los impuestos con los que se pagan los sueldos.
– Hay de todo, compañías muy grandes donde eso no es necesario y otras como Alla Scala de Milán o la Opera de París, donde ha habido mucha injerencia de los trabajadores…
– En cuanto a tu carrera, ser el Primer Bailarín más joven del ballet, ¿da ciertos privilegios o sólo una carrera más larga?
–
– No, aspiro a hacer una buena carrera, que deje algo en mi interior y que a la gente le pueda dejar algo. Eso de la marquesina, para nada… se lo dejo a ellos.
( foto Marcos Carrizo )

