Está afligida porque se quebró el dedo meñique de su mano izquierda ensayando su cuadro a lo Madonna para el video clip, el rubro que llega a la pista del Bailando 2010 después del duelo de Lambada. Se trata de Paula Cháves, quien mañana lucirá la colección de la ascendente diseñadora local Emilia Fernández en un mega-desfile que organiza Patio Alvear (ver aparte).
Acelerada por llegar a la final del certamen de baile, la esbelta manequen -de 26 años, 1,79 mtrs. de altura y medidas que acusan 90-63-90-, no deja de lamentar su percance.
De su accidente, su popularidad, su novela con Peter y el asedio de Graciela Alfano a su padre, es lo que habló la modelo -surgida en el concurso televisivo Super M (2003)-, con DIARIO DE CUYO
– ¿El accidente en tu mano es motivo de reemplazo para el Bailando?
– Voy a hacer lo imposible por seguir bailando. Estoy super comprometida con el sueño y con la gente.
– ¿Cómo manejás la popularidad que te dio Showmatch?
– Es impresionante el cariño y el amor de la gente, ver que te apoyan por las redes sociales y te esperan a la salida del canal…
– ¿Por qué aceptaste la propuesta?
– Al principio, me dio miedo. Pero lo acepté para mostrar que puedo hacer algo más que desfilar un vestido de alta costura.
– Ahora que demostraste que podías. ¿Qué expectativas tenés?
– Me divierte la actuación y la televisión. En este certamen, me di cuenta de las cosas que podía hacer.
– Dentro de la pista, ¿Cómo va tu romance con Peter, el productor de Showmatch?
– Todavía no pasó nada (risas).
– Las fotos te comprometen…
– Tenemos una excelente relación, me provoca cosquillitas en el estómago, pero no hay nada más.
– El público pide el beso…
– Estoy al borde de quedar como la histérica número uno, pero como mujer no se la puedo hacer tan fácil. Hasta los productores nos sacan fotos con sus teléfonos, me siento como Jim Carrey en The Truman Show.
– En ciertas oportunidades parece un acting…
– A fin de año, vamos a ganar el premio revelación por labor humorística. Hay una cuota de circo, cosas que él dice en cámaras, que no son reales; pero lo demás es verdad. Se viven sentimientos muy fuertes…
– ¿Y lo de Graciela Alfano con tu papá?
– Ella lo acosa en serio, lo busca… Es peligrosa, es una leona, no es para él. Después que bailé la lambada, se generó una situación cómica con ese tema, pero como no tengo la cintura mediática de otras chicas, me metí en un terreno medio complicado.
– Y te quebraste…
– Quizás el jurado malinterpretó los comentarios que dije con humor sobre Graciela y mi papá. No soy enferma, no tengo una patología ni una connotación psicológica como me dijeron, analizándome frente a 6 millones de personas. Sí soy celosa.
– ¿Te enviaron a hacer terapia?
– Prácticamente me dijeron que me internara por un complejo de Electra. Esto, sumado a las palabras de Cármen Barbieri y de Marcelo Tinelli que me defendieron, y el bajísimo puntaje por la Lambada que implica otro duelo y otra sentencia, me angustió. Yo soy así, auténtica, como me ven en la tele soy en mi casa no puedo pilotear mis sentimientos. Pero ya aprenderé.
– Pese a todo eso, ¿te tenés fe?
– Hasta antes del accidente me veía bien pero con este dedo quebrado no sé…
– ¿Cuál es tu pareja preferida?
– La de Flavio Mendoza y Gisella Bernal.
– ¿Cómo te influyen los escándalos en la pista?
– Hay demasiados pero trato de no envolverme. Cuando la Niña Loly salió a atacarme me mantuve al margen. Lo del jurado me colapsó, pero son las reglas del juego.
– ¿Tomaste el baile como un trampolín profesional?
– Para nosotros las modelos es difícil sacarse el rótulo de linda, de alta costura y fina, pero en el Bailando dejé de ser una Barbie para mostrarme como alguien con sentimientos, que piensa y puede hacer algo más en cuanto a talento.
– Y en ese tren ¿aceptarías trabajar con Reina Reech, Ricardo Fort o Cármen Barbieri en teatro?
– Nunca digas nunca.

