Regresa nuevamente el quinteto pop más escuchado del continente para que los jóvenes sanjuaninos gocen la llegada de la primavera este fin de semana. En medio de su gira nacional, Miranda! hace parada en la provincia y estará arriba del escenario montado en el Hipódromo de Rivadavia (ver aparte). Esperando su arribo, DIARIO DE CUYO dialogó con Juliana Gattas, la vocalista femenina del grupo. Desde muy jovencita supo bien que lo suyo era el canto. Por eso comenzó a estudiar a los 15. Sus primeros pasos los dio con una banda de jazz electrónico junto a Ale Sergi, que tocaban en pubs y boliches de Buenos Aires. Con el tiempo esa banda creció integrando a otros músicos hasta quedar definitivamente como Miranda!. Más de 11 años tocando juntos y hoy son reconocidos en toda Latinoamérica. Incluso, forma parte de los coachs en el reality "La Voz Argentina" en dúo con Sergi. Para ella, todo este presente es como vivirlo dentro de un sueño. A ella no le preocupa la fama, sino más bien mantener una vida normal.

– ¿Necesitaban salir para tocar y respirar mejor?

– Precisamente sí, porque estamos con una gira bastante larga llena de varios shows seguidos en donde continuamos promocionando nuestro último disco de estudio "Magistral" y dentro de muy poquito lanzaremos un DVD con el megarecital de este álbum realizado en el Luna Park. Así que andamos arriba del micro para recorrer el país. Esto nos hace bien, porque cortamos con la rutina de todos los días y cambiamos de aire.

– ¿Qué sentís que le aportás al grupo?

– No lo sé, no tengo nada especial, tal vez lo arruino al grupo (risas). Entre todos tenemos un ingrediente que hace al sabor de la banda. No sé que sería Miranda! sin alguno de nosotros. Porque es como una segunda familia para mí. Llevo una relación muy especial con todos los chicos. Laburamos muy unidos y me complemento artísticamente de manera muy espontánea. A lo largo de estos 11 años, elaboramos un idioma entre nosotros y en la gente al que todos podemos comprender.

– ¿Estás cómoda en "La Voz Argentina’?

– Es una experiencia nueva que lo comparto con Alejandro. Es un mundo muy diferente a la que estamos acostumbrados. Se vive mucha adrenalina cuando se hace el programa. Ya que es una vorágine que exige que todo tiene salir ya y perfecto. Cuesta adaptarse al juego de la tele. Pero mantenemos nuestra esencia, nuestra manera de ser y nuestra personalidad. Se me hace más fácil el hecho de estar juntos, Nos gusta mucho el formato, no sólo participamos, sino también lo consumimos viéndolo. Aunque sea todo muy vertiginoso, no nos volvemos locos, sino que nos reímos de lo que hacemos.

– Al momento de decidir quién se queda o quién se va. ¿Qué ocurre dentro tuyo?

– Primero quiero que se me entienda cuando hablo. Si bien Ale tiene su personaje y es más histriónico en todo. Lo único que quiero es que regalar la mejor onda. No soy quien soy para juzgar, ni condenar a ninguno de los concursantes. Pero dentro de este programa hay un juego, un show televisivo que tiene sus reglas, pero sin dudas me cuesta. Por más que el premio sea equivalente a tener una oportunidad musical, sigue siendo un juego.

– ¿Participarías en el "juego" como protagonista?

No es lo mismo que viví cuando comencé mi carrera. Pero la verdad que no me anotaría, ni en algún otro reality, porque me moriría de miedo. Sentiría una gran timidez exponerme ante la cámara. Por eso siento tanta admiración por los chicos y chicas que se presentan a cantar.

– Entonces, ¿nunca aspirás a ser una "Diva pop"?

– Verdaderamente no, sólo me considero una simple cantante en un grupo musical. Cuando empecé con la música, me costó mucho sinceramente. Gracias al fuerte apoyo de mis padres pude avanzar hasta tener la suerte de conocer a los chicos que hoy somos Miranda! Porque la verdad viví pocas cosas reales y muchos momentos surrealistas. Es una vida de ensueño donde todo es increíble para mí con este presente artístico. Jamás se me ocurrió ser lo que soy ahora. Antes me conformaba con mucho menos, era feliz cantando en restaurantes cada fin de semana. Pero todo esto es como un sueño real.