Feliz y emocionado. Así llegó Sebastián Estevanez al evento para la prensa que se organizó anteayer en un restaurant de sushi del Barrio Chino porteño, en Barrancas de Belgrano, para promocionar "Dulce Amor". Aunque la noticia del día tenía que ver con su actuación en Superclásico, el film que consiguió un lugar entre las mejores producciones extranjeras que tienen posibilidades de quedar elegida en los premios de la Academia y que marcó un antes y un después en su carrera. Contento también por el estreno novelero de la semana entrante, Sebastián habló con este diario sobre el nuevo culebrón y su papel, su primera experiencia en una película, el estigma de ser el "hijo de", en referencia a su padre, Enrique Estevanez, productor de las novelas donde el galán suele actuar.

-¿Cómo te sentís con la preselección de Superclásico para el Oscar?

-La primera buena noticia fue que Dinamarca la había elegido entre los tres o cuatro films que tenía y la segunda fue la de ayer (por el miércoles) que la mandó a competir y que de 63 o 64 películas quedó dentro de las 9 mejores, es increíble. Igual, quiero mantenerme tranquilo, me acostumbré a ir paso a paso sino sufrís, yo prefiero vivir día a día, hasta acá estoy contento, y me muero si queda seleccionada el martes, me agarro un pedalín que me muero, solo, en el camarín. (risas)


-¿Cómo te enteraste de la noticia?

-Por la televisión y enseguida me llamó mi prima para contarme, aparte sé que nunca más en la vida se va a dar esto de estar nominado. Ya era como imposible que esté dentro de las nueve, así que si estar dentro de las cinco, imaginate. Sabía que era un proyecto grande, intuí que venía un pez grande, como la película tenía un presupuesto alto y los daneses eran grosos. Si se llega a dar que quede, me voy de una a la entrega. No soy de ir a hablar con famosos y ni loco pediría una foto, soy muy tímido, me muero de vergüenza.

-¿Qué te llamó al atención del guión de Superclásico?

-El personaje está buenísimo y la película pasa mucho por la historia del pibe, habla del divorcio de una pareja y yo estoy metido en el medio porque soy el que está con la mujer casada, que tiene un hijo de 15 años, ella vive conmigo en mi casa y dejó todo, hasta el hijo y cae en la Argentina donde yo soy como un Palermo en Boca; es fuerte y profunda la película y tiene comedia pero a la vez es ácida.

-¿Cuándo te convocaron?

-Estaba trabajando en Herencia de amor, me dijeron que era en inglés yo dije la pu… madre porque soy medio indio en inglés. Tenía que actuar cinco escenas y laburé, me maté estudiando, no tenía que hablar excelente pero tampoco "very dificult" (risas) fue una excelente oportunidad, hay muchos actores argentinos que no se los convoca para hacer cine porque trabajan en novelas, televisión o unitarios, en eso los argentinos prejuzgamos.

-Hablás de prejuicios, ¿te sentiste víctima de prejuicios por ser el hijo de?

-Totalmente, pero yo creo mucho en Dios y cuando uno hace las cosas bien "el Barba" te ayuda y me parece que un poco de lo que vos decís está relacionado con esto, de alguna forma fue una señal que me hayan llamado para el casting de Superclásico y de golpe haya quedado. Porque se prejuzga mucho y hay que hacer novelas ¿eh? Yo a las seis tengo que levantarme a estudiar un libro entero, lo más exigente que hay es hacer una novela. No podés ensayar, no hay tiempo y es así, día a día, por eso me parece injusto que no se tengan en cuenta a algunos actores, deberíamos unirnos todos.


-¿Qué podés adelantar de Dulce amor y de tu personaje?

-Es una novela moderna pero clásica, es un culebrón estructurado pero a la vez tiene actuaciones relajadas, no es la típica historia de los dos galanes protagonistas. Hay un montón de historias, los libros están buenos, el elenco bárbaro, y la gente va a decidir, yo estoy orgulloso del producto que estamos haciendo, la idea es pasarla bien, si los números vienen bien buenísimo y sino la vamos a seguir pasándola bien y poniéndole garra igual.