Cumpliendo las bodas de plata; Drácula, el musical más exitoso de la dupla artística, recientemente separada, como fue la de Ángel Mahler y Pepe Cribrian -hacedores de sucesos como Las mil y una noches, Otelo, El Jorobado de París, Dorian Gray, El Fantasma de Canterville-, aterrizará mañana en Hugo (España 70 Sur) en el marco de la temporada de Protea. Juan Rodó, quien encarna al protagonista desde su primera presentación en el Luna Park en 1991, habló con DIARIO DE CUYO.
– A 25 años del debut, llegás a San Juan más Drácula que nunca…
– ¡Sí! En el mismo papel que me vio nacer como actor y muy feliz de hacerlo y de experimentar siempre. La verdad que uno se lleva las experiencias, el aprendizaje y el cariño que transciende las épocas, los tiempos, las generaciones; hay gente que me sigue cada vez más y es una gratificación que siento más allá del papel.
– ¿Vas sumando nuevas generaciones de público?
– Estamos hace casi dos meses girando por todo el país y ya son tres generaciones las que vieron el musical. Increíble…
– Hablás de trascender épocas como lo hizo Drácula, pero solamente que esto no es ficción…
– Y más o menos. Ahora, estoy pensando si llegar a los 50 años con Drácula, después me jubilo. ¿Qué pasaría si pudiera? Drácula tiene cinco siglos y lo puede interpretar cualquiera, una persona joven, de edad media o un anciano, como el que creó para el cine Francis Ford Coppola, podría hacerlo, podría hacer cualquier cosa. Lo importante es, si uno está bien, tener la dicha de decir: durante 50 años hice el personaje. Pasaría a los Récord Guinness.
– ¿Cómo es ponerse en la piel del hombre de los colmillos cada vuelta a escena?
– Lo primero es que ningún actor tuvo la posibilidad de hacer tantas veces a Drácula como lo hice yo, que ya llevo más de 3 mil funciones y, sobre todo, es un personaje tan rico que no se agotan las posibilidades de búsqueda.
– ¿Qué agregaste esta vez?
– En esta versión, hay escenas con más humor y más arrebatos románticos y de pasión que, quizás, no les imprimía antes o no los entendía como ahora. En esta relectura del personaje, pienso que puedo hacer cosas que antes no se me habían ocurrido o las hacía distinto.
– Maduró el actor y el personaje al mismo tiempo…
– Y la persona también. Me cambió mucho el concepto de lo que quiero de la actuación, de lo que quiero que el público vea, de las cosas que antes hacía y ahora no me gustaría volver a hacer.
– ¿En qué no reincidirías?
– En las convicciones de que, a veces, hacer mucho no es hacer lo mejor, en que hoy veo la intensidad del movimiento chico, la sobriedad de la actuación.
– ¿No hace falta gritar o moverse para que el público vea una emoción determinada?
– Exactamente. Eso cambió en mí y lo incorporé.
– De forma independiente, ¿continuás con tus propios proyectos?
– Estoy con Drácula pero tengo mi propio proyecto en vista, un musical de Broadway sobre la historia del Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Es algo que hace 15 años quería hacer. El primer objetivo es conseguir teatros en Buenos Aires. Ya estamos pensando en escenografía y vestuario y mi compañera será Eluney Zalazar, mi esposa en la vida real, que hace los roles de la gitana y Ninette en Drácula y, a la vez, es el reemplazo de Lucy en caso que algo le pase a la actriz Luna Pérez Lening; fue también con quien hice Panthom, versión sobre el Fantasma de la Ópera.
– Mientras pensás en tus emprendimientos, ¿en la actualidad, cómo es el trabajo con Cibrian y Mahler separados?
– Los veo menos, pero siempre es así una vez que se estrena la obra. Siempre los tuve por separado, creo que no están peleados, Drácula y las obras de su autoría que tengan que seguir funcionando, lo van a seguir haciendo.
– ¿Cómo ves el panorama de la comedia musical sin ellos?
– Es una etapa que pone fin a un ciclo, por ahora creo, en su etapa compositiva. Y, seguramente, será para su crecimiento.
– ¿Su alejamiento puede ser simplemente temporal?
– Creo que sí. A veces, son necesarias las separaciones, tanto si son definitivas como si no lo son. – ¿Hubo alarma en el elenco con la noticia? – No. Son profesionales y la producción ya está parida.
– Hubiese sido trágico si era Rodó el que pegaba el portazo…
– Ahí sí… (risas). Pero estoy agradecido, estamos en un momento en el que mucha gente se sube a la fama y con muy poco cree que ya llegó. Yo, con 25 años de carrera, sigo agradeciendo la oportunidad como si fuese la primera vez. Ese es el milagro. El camino es largo, uno nunca puede decir ‘ya dejé de aprender’.
– ¿Cuál es la imagen que te devuelve el espejo al mirarte?
– Me veo Juan Rodó y me veo con mucho de Drácula…
– ¿Qué cosas del famoso conde asumiste?
– Él da su inmortalidad y todo lo que tiene por su amada, con Drácula comparto su entrega por amor.

