Catupecu Machu vuelve a San Juan integrando la grilla de artistas de la Fiesta Nacional del Sol. Tocarán el próximo miércoles 24 en el Estadio del Parque de Mayo. Vienen de actuar en el Cosquín Rock y cerraron una gira con su espectáculo Madera-Microchip, un show en el que se reversionaron a sí mismos. Mientras esbozan lo que será un nuevo disco, el cuarto sin Gabriel Ruiz Díaz, hermano de Fernando, el vocalista de la banda, quien en 2006 sufrió graves lesiones tras un accidente automovilístico. La banda festejó el año pasado sus dos décadas y por eso, dice Martín ‘Macabre’ González que seguramente para el su reencuentro con el público sanjuanino, recorrerán gran parte de su repertorio. En diálogo con DIARIO DE CUYO, el tecladista de la banda habla de lo que significan estos 20 años y el legado del grupo.

-¿Qué significa cumplir 20 años?

-Es muy raro que cualquier cosa llegue a los 20 años, una amistad, una pareja, un auto.. imaginate que hacer 20 años en una banda de rock, es indescriptible. Por eso decidimos hacer el box donde reflejaba lo que hizo la banda, compilado de canciones, una película, selección de fotos. Es tan difícil transmitir lo que sucedió en tanto tiempo lo que sucede en una banda de rock.

En lo particular me cuesta salir del rol de Catupecu y analizarlo, si bien no estoy desde el principio, entre en el 2001.

¿Cómo es la dinámica dentro del grupo?.

Es una locura en realidad, pero como decía Gabriel siempre, Catupecu es un caos ordenado. Porque son personalidades diferentes, hasta edades diferentes, pero a la vez siempre el horizonte es el mismo y eso hace que el caos, el ego de cada uno se termine organizando. Lo más importante es la empresa Catupecu, empresa como proyecto. Eso hace que Catupecu se vuelva un ente superior a las individualidades de cada uno. Obviamente Fernando es el creador de la banda, es un eje , pero cada uno tiene su participación definida. Las decisiones se toman entre todos.

-¿Cuál fue el gran salto del grupo que les permitió la permanencia?

-Yo creo que uno de los grandes cambios que tuvo Catupecu fue cuando salió el segundo disco y el gran culpable es Gabriel Ruiz Díaz. Catupecu venía de ser una banda muy visceral, potente, pero el salto fue cuando Gaby encaró el Cuentos decapitados y dijo podemos sonar bien, de una manera organizada y profesional. Las cosas se fueron dando, hay un montón de sucesos en la historia de la banda que fueron moviendo el timón para un lado y para otro, con aciertos y errores, pero nunca perdimos el horizonte, la meta fue hacer música. Es la clave de la vigencia de Catupecu.

-¿Cómo fue encarar Laberintos, en 2006, el primer año sin Gabriel?

-Fue muy duro, porque no solamente nos faltaba como amigo, como hermano, sino también que él era un pulpo que se encargaba de un montón de tareas, al momento de entrar al estudio nos dimos cuenta de la cantidad de tareas que hacía. Fue raro, alucinante por encarar algo nuevo, y a la vez sentir que estábamos haciendo un disco sin él. Pero con el correr de los días, nos dimos cuenta que Gabriel estaba más presente que nunca, porque cada vez que había que tomar una decisión lo hacíamos como él lo hubiera hecho. Se hizo muy presente espiritualmente, más allá de que estemos muy en contacto con él, lo visitamos mucho, en la casa de su mamá, pero desde ese disco se volvió muy presente ideológicamente.

-¿Cuál es el legado de Catupecu para el rock?

-Espero que sea un legado musical muy grande. Espero que sigamos haciendo muchos discos. Admiro a los artistas que tienen una carrera prolífera, que tienen cientos de discos, de colaboraciones con otros artistas, remixes, que si te pones a bucear, nunca llegas a escuchar todo. Me encanta eso, ojalá suceda eso con Catupecu. En 20, 30 años me gustaría chequear en Wikipedia y ver una discografía de cientos de discos.

-¿Qué disco es el mejor del grupo?

Es como cuando te preguntan a quien querés más a tu papá o tu mamá. Me pasa sí, que tengo épocas que tengo más ganas de tocar un disco y menos de tocar otro. Cada álbum es como una fotografía de los momentos de Catupecu, desde los más luminosos hasta los más oscuros, los más rebuscados o extrovertidos. Laberintos es oscuro y entendés que veníamos del accidente de Gabriel, Simetría es muy rebuscado, barroco y Mezcal y la Cobra, son canciones mas extrovertidas, más abiertas, más sencillas, por lo que trajo Agustín a la banda.

-¿Qué recuerdos tienen de las visitas a la provincia?

-Tenemos muchos amigos allá, nos han tratado siempre muy bien arriba del escenario y abajo. Los recuerdos son un montón. Hemos ido muchas veces. Ahora hace un tiempito que no íbamos, pero en la época de Número imperfecto fue cuando más fuimos a San Juan y Mendoza.