Con su banda, con músicos locales, con la Orquesta y con el coro de la UNSJ, desde hace ya algunos años, los sanjuaninos tienen el privilegio de disfrutar en vivo y en directo de Nito Mestre, quien el próximo viernes volverá a la provincia, con un acústico donde repasará buena parte de su historia y de su presente musical, con compañía regional. "La idea era hacer algo distinto con los músicos de allá. Con Lucio Flores y Luciano Gutiérrez, a quien conozco desde que armamos en San Juan el sinfónico junto a Alberto Velasco; y con el mendocino Pablo Riquero. Vamos a tocar un poco de todo, los temas conocidos de siempre, más un par de Flores de Nashville y probablemente un adelanto del nuevo disco’, dijo Mestre en charla con DIARIO DE CUYO.
– Una de las cosas que más me alegra es poder estar vivo y contarlo…
– Realmente… con la vida que uno ha llevado cuando era joven y un poquito más petardo (risas). Uno tiene que agradecer estar bien y eso incluye poder cantar. Y canto en la misma tesitura que en los temas originales. Sí, me cuido, no fumo, no bebo, camino mucho… Y el público ayuda enormemente a que uno siga aquí, porque cuando se cruza el "bueno, ya está’, sentís el cariño y decís "¡No, ni a palos!’. Me gusta mucho tocar en vivo, porque es como una pequeña ceremonia que incluye el viaje, el encuentro con amigos, con la gente…
– Y así lo siento. Tengo un par de sanjuaninos muy fanas que me lo han hecho saber, como Cecilia Cumpián, a quien le sigo la carrera (NdeR: la estudiante que cantó con Gustavo Santaolalla). Por eso toco todo lo que sé que van a querer cantar conmigo, son como regalitos. Yo me pongo mucho en el lugar de la gente, porque lo veo como cuando conocí a Paul McCartney, que es mi ídolo. Vos podés hacer un show sin gente, pero estás tocando simplemente. La ceremonia se produce de a dos, público y artista. Cantar es un don y lo tenés que compartir. Eso me lo dijo también McCartney. Yo le preguntaba si no se aburría de cantar temas de Beatles y dijo que no, porque se produce un feedback emocionante con la gente, y aunque aparentemente sea igual, siempre es distinto. Y me pasa eso también.
– No, la resolución de quien soy yo, personal y musicalmente, es toda la vida para atrás. ¿Cómo voy a renegar, además, de algo que toda la gente quiere? Sí me pasó, cuando me separé de Sui, que era más pibe y sentís que es como cuando te vas de la casa de tus viejos, que creés que no te hace falta nada de ellos, pero es un tiempito, porque somos rebeldes. Cuando adquirís un poco de madurez, volvés a la casita de tus viejos encantado. Cantar Sui es un placer, lo ves en las caritas de la gente.
– Yo no soy melancólico, pero los temas son lindos, cómo no los voy a cantar.
– El primer disco. Hace poco nos hicieron un homenaje muy lindo en Mar del Plata, por cuando debutamos con Charly como dúo, con unas esculturas tamaño natural -¡es rarísimo tener una escultura! (risas)- y empezamos a recordar. Los comienzos son siempre movilizadores, pero grabar el primer disco fue el sueño del pibe cumplido. Cuando lo tenés, te sentís… grande. Fue un reconocimiento a tanta insistencia, creo que los únicos que opinábamos que nos iba a ir bien éramos nosotros dos (risas).
– Sí, porque nos echaron de varios lados (risas). Éramos muy insistentes, repartíamos nosotros los volantes todos los días para que nos fueran a ver… y a la hora del show eran 15 personas, 20 a lo sumo.
– Sí, y éramos muy rebeldes, cada uno a su manera, y muy tímidos también. Pero de algún modo forjamos algo para salir adelante, nos potenciábamos muchísimo. Teníamos la convicción que nos iba a ir bien, porque lo que estábamos haciendo era bueno y lo hacíamos con un amor enorme. Y mantuvimos siempre esa ética de hacer las cosas bien, para que queden, incluso después de Sui, aunque seguimos siendo Sui Generis.
– Sí, amigos del alma. Que nos veamos más o menos, es otro tema. Nosotros primero fuimos amigos de colegio, desde tercer año de la Secundaria, cuando no éramos nadie y más allá de cualquier cartel.
– Eso es muy Sui Generis también, lucharla. Los dos hemos tenido golpes fuertes. Cuando hace 18 años tuve problemas con el alcohol y fui internado, sabía que Charly estaba preocupado por mí. Y cuando a él le pasó lo suyo, yo estaba con él. Cada uno a su manera, siempre estuvimos. Y me pone muy contento verlo bien. Los que alguna vez estuvimos en riesgo de muerte, nos damos cuenta en ese momento que lo más importante es estar sano, como dicen los viejos, y no hay lola con eso. Eso y el amor de la gente que te rodea. Mirá, cada edad tiene su particularidad si la viviste bien, pero -y lo digo sin quejas- no volvería a tener 20 años. Estoy muy bien como estoy.
– Nito
– Sí, de alguna manera…
