La Sala 1 del Museo de Bellas Artes Franklin Rawson inaugurará (hoy a las 21), la exposición multidisciplinaria de Bernardí Roig. La sala del museo es como un gran ‘cubo blanco’, dentro de su concepción artística para situar a la figura humana como el epicentro. Escultor y dibujante nacido en Mallorca, llegó a la provincia junto a Diana Wechsler, curadora de la muestra y compartió con DIARIO DE CUYO sus ideas y de cómo sus imágenes montadas en la sala, configuran un ‘espejo’ que refleja su mente creativa.

 

– ¿Usted propone que el espacio mismo sea funcional a la obra?
– El espacio es toda la obra, es la materia prima siempre. Estas figuras, son personajes dentro de un relato que continuamente cambia de escenario y a ese cambio se incrusta en una nueva espacialidad. En las paredes blancas de un museo moderno, las figuras son amnésicas, porque concibo mis exposiciones como una sola pieza. Esa pieza está dentro de mi cabeza. 

 

– ¿Qué impacto supone que tendrá el público al ver a un hombre blanco, calvo y con panza?
– Es una obra abierta, polisémica. Cuando se entra a una exposición, el espectador entra dispuesto a sentirse herido. El hecho de mirar ya es una herida, porque en el ojo se produce la herida más profunda de nuestro cuerpo. A través de él y las imágenes, nos transforma y nos convierte en otro. Cuando la gente entre y mire las obras, lo que pueda pasar es un misterio. No es necesario saber leer al arte.

 

– Como artista, ¿debe ajustarse en todo momento a su realidad social? 
– El artista debe siempre provocar emociones. Sino se especializa en ser provocador o dejar una inestabilidad emocional al que mira la obra, termina siendo patético. Estamos obligados a contar de lo que pasa. No vivimos en la Luna o en una Torre de Babel. Estamos inmersos en un mundo complejo. Y nos tenemos que ocupar de lo que pasa. A veces, algunos utilizan un formato dentro de la rama del arte político y lo expresan con más claridad que otros. Aunque prácticamente, creo que todo el arte es siempre político.

 

– ¿Y qué cosas pasan desde su mirada como artista?
– Desde mi lugar, hay una situación muy trágica con las violaciones a los Derechos Humanos respecto a las migraciones. Es un tiempo monstruoso. Hay un movimiento migracional de personas en Europa que no se viven desde tiempos de la Segunda Guerra Mundial. Eso demuestra la ineficacia del ultraliberalismo político y que el capitalismo global ha jodido al mundo totalmente y ha fracasado. Es muy difícil reorganizar todo esto. ¿Cómo lo arreglamos? Vivimos en manos del mercado. Ya no hay antagonismos, han desaparecido de la arena política. Sólo hay consenso político con los de arriba. El poder dominante tiene consenso. Lo demás desaparece. Con el arte, no me intento comunicar, a través del arte resisto. No soy capaz de decir más de lo que puede decir la obra artística. Si quisiese decir más, lo que tendría que hacer es coger la mochila y mandarme a un campo de refugiados a ayudar. Ahí está el verdadero artista político.

 

– ¿Cómo mira los focos de xenofobia que se incrementan en Europa a raíz de este contexto?
– Es muy preocupante. Está creciendo un demonio. El mismo que hubo antes y no puedo nombrarlo. Hay una frase muy sabia que dice, "no despertéis a la serpiente". Así es lo que ocurrió en Alemania. Estamos despertando a la serpiente y el hecho más concreto: si un idiota como Donald Trump, con sólo ser candidato a presidente de Estados Unidos, nos dice que el mundo está realmente jodido. 

 

Otras miradas

La obra de Bernardí Roig es una de las 3 muestras que hoy a las 21 (con entrada libre y el show de Manager Capitalista) quedarán habilitadas en el Museo de Bellas Artes Franklin Rawson. Las otras 2 son creaciones de 2 sanjuaninos: fotografías de Oscar Pintor de la colección denominada Inédito B&N (foto), y más de 50 pinturas y dibujos de Miguel Burgoa Videla. Todas podrán visitarse hasta el domingo 10 de diciembre.

La Sala 3, estará dedicada a Pintor (foto). Tras 4 años en la Facultad de Arquitectura de la UNSJ y de desempeñarse en agencias de publicidad de Buenos Aires como diseñador gráfico en 1978, comenzó su pasión al visitar galerías de Londres, París, Roma y Barcelona. Al año siguiente, hizo su primera exposición individual en Buenos Aires y comenzó a colaborar con el Consejo Argentino de Fotografía y, en 1984, fue propuesto como asesor de fotografía del Centro Cultural Ciudad de Buenos Aires (hoy Centro Cultural Recoleta), donde creó y dirigió hasta 1987: Fotoespacio, reducto permanente. Sencillas, íntimas y reflexivas; las imágenes que estarán a la vista van de 1979 a 1996 pero salieron a la luz en 2014, cuando el sanjuanino de 75 años se puso a revisar su material para su libro Pintor Fotógrafo. La ayuda curatorial es de Julieta Escardó.

En cuanto a Burgoa Videla, que ocupará la Sala 2, se trata de la muestra más grande del autor, nacido en San Juan en 1888 y muerto en 1955. Incluye piezas de museos del país y coleccionistas privados, un catálogo-libro único en la actualidad y documentación histórica como la genealogía realizada por Guillermo Collado Madcur. 

Hoy, antes de la apertura, a las 19.30, habrá una visita por su muestra a cargo del investigador Marcelo Pacheco. Y mañana a las 11, se presentará el libro Oscar Pintor, Fotógrafo, por Juan Mariel Erostarbe junto a un avance del documental Memoria fotográfica, de Pablo Pintor. Todas pueden recorrerse de martes a domingo, de 12 a 21 (lunes cerrado, excepto feriados). Entrada $20 (gral), jub. y est. $10 y gratis, menores de 12 años y domingos gratis.