En agosto se cumplirán 25 años del lanzamiento de Rockas Vivas (1985), la obra maestra del mítico Zas, banda que supo liderar Miguel Mateos en los 80 (y que ofició de válido tentempie para su posterior independencia). Según la revista Rolling Stone, es el mejor álbum en vivo en los anales del rock argento -ver recuadro- y también se consagró como el más vendido (500 mil placas) antes de la aparición-récord de El amor después del amor de Fito Páez (lo destronó con casi un millón). Una realidad que supone razones para desconocer vencimientos y colonizarse como emblema. Pero no todos coinciden con los mimos registrados. Y tampoco ponderan su mensaje de "nunca más" en los albores democráticos (subestiman su arenga de libertad y frivolizan sus intenciones). En San Juan, al menos, reconocidos músicos locales recordaron el vinilo y revivieron su furor, pero también aportaron contrapuntos. Lucio Flores, es uno de ellos.

"Escuchaba Rockas Vivas, pero no me lo compraba ni loco. Te diría que es un disco grasa. Zas no fue una referencia para mí. Creo que Charly García o Spinetta aportaron más en esa época. Si bien la banda de Miguel Mateos se escuchaba mucho, pesaba más Sueter, Virus o Los Abuelos. Zas fue tremendamente comercial y era tan popular, que me parecía contradictorio e invasivo. Spinetta se jugaba más. Con su poesía hablaba de los desaparecidos", remarcó. Su punto de vista estrecha vínculos con el de Roby Mondaca, de Corazón Guerrero.

"Ese disco se lanzó en mi época de adolescente, pero no me influenció para nada. Creo que fue un fenómeno comercial, más que social. Social fue Charly García o Raúl Porcheto. Era en la época de Las Malvinas y yo prefería consumir Manal, Los Gatos, Riff, Rata Blanca, y Deep Purple o Black Sabbath a nivel internacional. Ellos sí aportaron a Corazón Guerrero y a otras bandas", aseguró.

Rockas vivas registra lo mejor de sus cuatro recitales en el teatro Coliseo (abril de 1985) y repasa los éxitos de sus tres discos de estudio -atesora a joyas ineludibles como Perdiendo el Control o Tirá para arriba-. Pero sus consecuencias en esta tierra siguen reportando un efecto bajas calorías.

"Tenía el disco, lo escuchaba, pero no fue una influencia en mi carrera. Me parecía más productivo escuchar a Soda Stereo, Charly García o Virus que a Miguel Mateos. Si reconozco que Rockas Vivas fue un buen trabajo comercial. Antes de ellos, el rock no vendía tanto. El único tema que tenía un costado social era Huevos", remarcó Fabián Noriega, del viejo grupo Desnivel. Tito Oliva, por entonces La Percha, también anexó su vivencia.

"No creo que el disco sea bisagra. Sí me parece que renovó un poquito el sonido de lo que había. Creo que hizo del rock algo más comercial, masivo y se adaptó a los códigos del lenguaje internacional, algo muy impensado para ese momento. Pero Los Abuelos de la Nada, Charly García, Calamaro y Soda Stereo eran más importantes", comentó Oliva.

Pero no todo es palo para Rockas Vivas por estas latitudes. Hay salvedades como las de Alejandro Pozo de Huaykil.

"Rockas Vivas fue un antes y un después en la industria. Me mostró algo diferente. Dentro del rock en Argentina, Zas fue muy importante.

Fue un furor increíble y funcionó muy bien. El disco fue un grito de libertad. La mayoría de sus letras eran alusivas a un cambio, a una psicología de apoyo, te daba fuerza para continuar, de decir lo que tenías guardado", profesó el entusiasta Pozo.

Para fines de los 80, las nuevas generaciones impusieron su estilo musical y comenzaron los roces internos de la banda (ya no era Zas a secas, sino Miguel Mateos y Zas). Fue tanta la fricción, que Miguel hizo la suya, comenzó una exitosa carrera solista y posteriormente, se disolvió el combo (con amagues de retorno).

Quedó claro que Rockas Vivas tuvo un efecto nacional incuestionable, pero su caracter de "fenómeno" es debatible en San Juan. Sin embargo, nadie cuestiona que el disco fagocitó la libertad de expresión y, al menos, sirvió para enajenarse de ideologías represoras. Y ese logro, con o sin transiciones, está mas vivo que nunca.