¡Viejos son los trapos!, grita Daniela Cardone, la modelo rionegrina, empresaria, actriz, Dj y otras yerbas, que cerca de cumplir los 53 años (en abril próximo) volvió a dejar tambaleando las pupilas masculinas. El motivo de su revelación, o tal vez la excusa, fue compartir vía Instagram el colorido Buda que se tatuó en el brazo; pero el tremendo escote de la musculosa que usaba (o el tremendo relleno, mejor dicho) causó más impacto que el regordete dibujo. Eso sí, esto de mostrarse no es nada nuevo para la bella modelo, acostumbrada a exhibir bastante más aún. De hecho, hace apenas menos de un mes subió otras fotos en el agua, con una malla enteriza de infartante colaless que también explotó las redes. Y fue más o menos por entonces que comenzaron a circular unas imágenes muy ratoneras junto a Nazarena Vélez, sobre una cama, tapadas con una sábana, champagne de por medio y a los besos. Bueno, no es necesario aclarar que no se trataba de un romance real, sino de un adelanto de la miniserie Santos Pecadores, policial que reunió a la mamá de Barbie y a la de la ascendente actriz, Brenda "bajo perfil’ Gandini (la rubia brava de Amar después de Amar), quien junto a su pareja y colega Gonzalo Heredia ya la hicieron abuela.
Más que obvio que Dani nada tiene que ver con las cincuentonas y abuelas de aquellas épocas. Lejos de quedarse en el amasado, las pantuflas, la mecedoras, los batones y las agujas de tejer, esta joven y sexy abuelita prefiere las ropas minúsculas, los tatoos, el ruido… ¡y las selfies hot!. Y esto sin contar las otras tantas, a media luz o con luz entera, sola o acompañada por Matute, su gato embalsamado (como conserva a su fallecida mascota), en su casa, en la playa, la pileta o donde se le "chifle el moño’, como decía el recordado Rodrigo. Pero cuidadito, que Daniela -ex del cirujano Pisanú, quien tiempo atrás acusó sin pelos en la lengua a Valeria Archimó de robarle a su gran amor Guillermo Marín- es mucho más que un potente envase. Y lo dejó clarito cuando, por ejemplo, usó su popularidad y peso en los medios para ponerse frente a una campaña en contra de la erradicación de árboles en su ciudad, encarando al entonces jefe de Gobierno porteño… claro que, lamentablemente, eso tuvo menos repercusión que la tanga y el escote.