La prestigiosa revista gastronómica Tastle Atlas hizo un ranking con los peores platos que se comen en la argentina y en primer lugar quedó una clásica achura que se come tradicionalmente como entrada del asado. Se trata del chinchulín, una comida que para muchos argentinos es un infaltable en la parrilla. Completan el top 3 del ranking el riñón y la morcilla.

A pesar de que estas comidas son un icono en la parrilla argentina, gracias a su preparación son consideradas las más difíciles de dominar. Los chinchulines que para el Taste Atlas “son polémicos” terminaron también en el puesto 12 de las peores técnicas de cocción calificadas en el mundo.

Las tres peores comidas de Argentina y sus motivos

El sitio web clasificó a las achuras en los peores platos argentinos. Las justificaciones fueron varias. Según el sitio, la más contundente es la técnica de cocción: “Los chinchulines se asan a alta temperatura, lo que resulta en un exterior quemado y crujiente que estallará al morderlo (…). Son un aperitivo que se sirve solo con sal y limón. Además, son algo polémicos, ya que, aunque algunas personas los aman, muchas otras los detestan”.

El riñón no quedó afuera de esta polémica, quedando primero en el plato más horrible de Argentina, seguido por la morcilla. Según explicaron en su sitio web: “la morcilla a la parrilla es un plato de salchicha, técnicamente solo se calienta en la parrilla”. También, sobre el riñón comentaron: “es un trozo de despojo de carne de res”.

La técnica para cocinar chinchulín a la parrilla
La mejor manera de asar esta controversial achura es mediante una cocción larga, esta será la clave del éxito. Cortarlos en ruedas simplifica la cocción y resulta más simple darlos vuelta sin que se “enreden” en la parrilla. Se aconseja cocinarlos en parrilla de 30 minutos por lado a fuego medio.

Mientras están sobre el fuego, se rocían con jugo de limón o salmuera. Algunos parrilleros prefieren pincharlos antes de la cocción, para evitar salpicaduras al momento de manipularlos, otros prefieren girarlos con una pinza, justamente para evitar romperlos. La parrilla debe estar a unos 25 centímetros con un fuego medio para que no se arrebaten.

Una presentación muy frecuente es el chinchulín trenzado. En este caso, debe sacarse la grasa blanca que acompaña a la tripa. Se toma un extremo de la tira y con el filo del cuchillo se va retirando toda la grasa. Queda la tripa limpia.