Con tan solo 19 años, un profesor canadiense comenzó a construir un capital inesperado después del consejo de un mecánico: Andrew Hallam, que contaba con un sueldo humilde de la mano de su vocación educativa, siguió a rajatabla una serie de preceptos que le permitieron ahorrar poco a poco y, sin necesidad de conseguir ingresos extra, acabó convirtiéndose en rico.

El oriundo de British Columbia no tenía en sus planes enseñar durante toda su vida. Ocurre que, hablando con un amigo en el patio de su casa, aseguró que su objetivo era viajar por el mundo, nadando por las aguas tropicales y teniendo diversas aventuras trabajando lo menos posible. En ese contexto, al norteamericano le recomendaron que hablara con Russ.

“Estaba en una estación de autobuses cumpliendo algunas tareas y ahorrando para la universidad, cuando me dijeron que debía charlar con el mecánico que se desempeñaba en el turno noche”, explicó el futuro millonario. En ese momento, el protagonista de la historia no sabía que aquel profesional se transformaría en su mentor.

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“No necesitas un trabajo bien remunerado para generar riqueza. Si podés hacer que el dinero trabaje duro para vos, no tenés que trabajar tanto”, sentenció aquel misterioso hombre, que instó a Hallam a invertir parte de los gastos destinados al almuerzo -alrededor de 3,5 dólares al día- con la intención de abrir su primera cuenta.

Luego, cuando ingresó a la alta casa de estudios, Andrew colocó pequeñas sumas de manera asidua para seguir haciendo crecer su pequeña fortuna. Por supuesto, el canadiense provenía de una familia de clase media/baja: su padre arreglaba autos y su madre, que iba part-time a una tienda minorista, ganaba apenas por encima del salario mínimo, con cuatro hijos en total.

Ya asentado como profesor de inglés, su sueldo neto era de 28.000 dólares al año, aunque ahorraba la mitad de la cifra. Así, no pagaba alquiler y solía poner anuncios en los diarios para hacer changas extra como cuidador de casas. Por otra parte, iba en bicicleta a la escuela que lo contrató y, en el baño, se duchaba y afeitaba.

Para colmo, también gastaba lo menos posible en comida: las pastas y las verduras formaban parte de su lista de compras, pero recogía almejas por su cuenta y las utilizaba como fuente de proteínas. Al mismo tiempo, pidió algunos préstamos estudiantiles por 12.000 dólares y adquirió activos de valor en el mercado.

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Finalmente, a los 30 años, contaba con el suficiente patrimonio como para abandonar todas sus ocupaciones y cumplir su sueño de recorrer el planeta. Además, el maestro escribió el best-seller “Balance: cómo invertir y gastar para alcanzar la felicidad, la salud y la riqueza”, se convirtió en periodista especializado en finanzas y acostumbra a dar conferencias multitudinarias.

En sus textos, Hallam propone nueve reglas para poder alcanzar la independencia económica:

  • Gastar menos de lo que ganás

En ese sentido, considera fundamental vivir por debajo de las posibilidades y evitar endeudarse en exceso, incluso con la tarjeta de crédito.

  • Invertir de modo regular

Para ello, hace falta establecer un plan de inversión a mediano o largo plazo y llevar a cabo aportaciones periódicas en las cuentas para capitalizar el interés compuesto.

  • Diversificar la cartera

Distribuir las inversiones en diferentes activos, obligaciones negociables y hasta bonos de deuda pueden reducir los riesgos y mejorar los potenciales de retorno.

  • Mantener bajos los costos

En principio, es necesario pagar comisiones excesivas, buscando opciones con valores bajos que maximicen los rendimientos netos.

  • Ignorar las modas financieras

Lógicamente, no suele ser la alternativa ideal guiarse por los cantos de sirena de las tendencias: sostener un enfoque más bien disciplinado rinde frutos.

  • Aprender todo el tiempo

Hay que dedicarle varias horas del día a educarse sobre finanzas personales e inversiones. La meta es optimizar el conocimiento y las habilidades al gestionar la plata.

  • Ser paciente

La acumulación del dinero requiere de prudencia y cautela, por lo que es clave mantener la perseverancia sin sentirse amenazados por caídas parciales.

  • Aprovechar las oportunidades

Es fundamental estar atento a las inversiones auspiciosas que puedan surgir en el mercado y ser proactivo al tomar decisiones, siempre escudándose en los expertos en el tema.

  • Disfrutar de la vida

Nunca se debe descuidar el bienestar emocional, físico y social. Asimismo, hay que encontrar un equilibrio entre el trabajo y el ocio, sin presiones.