Este jueves 20 de junio se conmemora un nuevo aniversario del fallecimiento de Manuel Belgrano, creador de la Bandera Argentina, por ese motivo es que se celebra el día de la insignia nacional.

El prócer tuvo un complejo pensamiento más allá de sus actos militares en el contexto de la revolución e independencia Argentina. Florencia Canale, Mario “Pancho” O’Donnell y Felipe Pigna nos muestran que aún hay mucho más Belgrano para descubrir.

Más allá de los manuales que lo inmortalizaron como creador de la bandera, Belgrano fue también periodista y el impulsor de la educación pública, gratuita e igualitaria. Fue traductor de francés e inglés, economista político y estadista. En el ámbito personal, también fue un verdadero “Don Juan”. Sus secretos familiares que incluyen un hijo al que no conoció y problemas económicos, hasta morir en la miseria, por su generosidad extrema.

1. Fue uno de los primeros en impulsar el ecologismo y el cannabis en estas tierras

“Fue el primer ecologista por sus concepciones conservacionistas, derivadas de las nuevas ideas de la Ilustración que intentaban implementar en Francia. Introdujo conceptos modernos del uso de recursos naturales, con aplicación de nuevas tecnologías u otras tradicionales, que la Corona española no había desarrollado aquí. Los criollos ‘iluminados’ en Europa y unidos en logias volvían con ideas modernizantes y aun revolucionarias”, indicó la investigadora Dina Foguelman a Clarín con motivo de los 200 años del fallecimiento de este prócer.

“Lo importante es plantear lo que hoy llamamos ”ecologismo de Belgrano” como la coherencia de un proyecto político, de diseño de país, o de desarrollo sustentable como se llama ahora”, subraya Antonio Brailovsky -ambientalista, economista y docente-. Ambos son autores del libro “Memoria Verde: historia ecológica de la Argentina” (editorial Sudamericana). Brailovsky asegura: “No se entiende a Belgrano sin el contexto de su generación. Los principales líderes de la independencia americana fueron fisiócratas” . Es decir, creían que la riqueza se originaba en el trabajo humano, aplicado al cultivo de la tierra. De ahí la necesidad de protección de los recursos naturales como base de la economía.

Sin embargo, la historiadora María Sáenz Quesada, autora de “La Argentina, Historia del país y su gente” disiente en calificarlo como el primer ecologista argentino. “Su visión de la naturaleza de su patria americana poco tiene en común con la situación actual. Ahora la naturaleza está en peligro por culpa de los excesos. En aquellas vastas llanuras rioplatenses todo estaba por hacerse: faltaban cultivos, árboles, paisanos conocedores del trabajo de la tierra y se despilfarraba la riqueza ganadera en las vaquerías de ganado cimarrón”, destaca.

También “vio” los beneficios de una planta que luego sería polémica. “Fue el primer patriota en propiciar el cultivo de cannabis”, contó el periodista Fernando Soriano, autor de Marihuana, la historia. De Manuel Belgrano a las copas cannábicas.

“Pensó un proyecto integral de su cultivo, para uso industrial, ‘provechoso’: daría trabajo, activaría el uso de la tierra y generaría industria. Lo argumentó e intentó aplicarlo. No prosperó: la Colonia no quiso”, dice reveló).

2. Fue un feminista anticipado

Biógrafos e historiadores coinciden en que era llamativa su obsesión con la igualdad entre hombres y mujeres, si bien la concepción de feminismo de hoy en día no existía como tal en aquella época.

“Nadie escuchaba a las mujeres: Manuel recomendaba a los amigos que lo hicieran, que tenían mucho para aprender de ellas -un argumento ridículo, los hombres eran la ley-. Muy vanguardista, raro e interesante; trae de Europa la idea pionera de la educación pública de la mujer, acá las muchachas eran analfabetas”, resalta la escritora Florencia Canale.

Por su parte, Pigna indica que “fue el pionero de estas tierras en ocuparse en la defensa y dignificación de la condición femenina, comenzando por su derecho inalienable a la educación”.

Pigna dice que Belgrano sostenía: “Por desgracia el bello sexo que debe estar dedicado a sembrar las primeras semillas, lo tenemos condenado al imperio de las bagatelas y de la ignorancia (…) a pesar del talento privilegiado que distingue a la mujer y que tanto más es acreedora a la admiración cuanto más privado se halla de medios de ilustrarse. La mujer forma en sus hijos el espíritu del futuro ciudadano, una mujer ignorante es una mala generadora de ciudadanos, de ciudadanos retardados, poco productivos e incompetentes para una nación moderna”.

Era “revolucionario, en aquel momento, instar a su educación formal académica, cuando se suponía que lo único en que debían prepararse era para el matrimonio y las labores domésticas, hogareñas”, remarca O’Donnell. “Trasladado al presente: entendería mucho de lo que ve, acerca del paradigma del hombre sobre la mujer”, dijo el historiador Daniel Balmaceda, autor de “Belgrano. El gran patriota argentino” (Sudamericana) a Clarín.

3. Fue censurado durante su periodo como periodista

Felipe Pigna encuentra que el prócer es nuestro primer periodista porque llega en 1794 desde Europa “como corresponsal de un periódico español”.

“Además, participó activamente en la fundación del primer periódico, el Telégrafo Mercantil, Rural, Político, Económico e Historiográfico del Río de la Plata, que fue censurado por el virrey Del Pino. El grupo, dirigido por Francisco Cabello, no se dio por vencido y volvió a la carga con el Semanario de Agricultura, Industria y Comercio, donde tuvo compañeros como su primo Juan José Castelli e Hipólito Vieytes, entre otros y que sufrió una suerte similar. En marzo de 1810 Belgrano volvió a esa actividad editando el Correo de Comercio y desde allí insistirá con sus propuestas”, relata.

Además, Belgrano bregó por la libertad de prensa: “Solo pueden oponerse a la libertad de la prensa los que gusten mandar despóticamente, o los que sean tontos que no conociendo los males del gobierno, no sufren los tormentos de los que los conocen, y no los pueden remediar por falta de autoridad; o los muy tímidos que se asustan con el coco de la libertad (…) Pero quitarnos las utilidades de la pluma y de la prensa, porque de ellas se puede abusar, es una contradicción notoria y un abuso imperdonable de la autoridad, y es querer mantener a la nación en la ignorancia, origen de todos los males que sufrimos”, publicó el 10 de agosto de 1810 en el Correo de Comercio.

4. El primer romántico y la operación para llamarlo homosexual

Florencia Canale, autora de La Vengadora, definió a Belgrano como “el primer romántico argentino”.

“Siempre corrió el rumor infundado y con maledicencia, la leyenda de su homosexualidad: él llega de Europa a ‘patear muchos kioscos’ y organizaciones instaladas, que no querían ser importunadas por este joven al que le toca el momento histórico de encargarse de un ejército. Los militares no lo querían nada, la tropa se le amotina y como él tenía una voz metálica un tanto aflautada y como en el famoso retrato vestía calzas… Fue una operación que le montaron. Tenía mucho éxito con las mujeres, lo rodeaban”.

5. Tuvo un hijo extramatrimonial y (probablemente) nunca lo supo 

Los historiadores coinciden en que el gran amor del prócer fue Pepa Ezcurra, quien lo busca en su campaña al norte cuando su marido se va a España, tras el mayo de 1810. Pocos saben que de esa relación nació Pedro Pablo, hijo  ilegítimo que termina adoptando su hermana Encarnación Ezcurra y el marido, Juan Manuel de Rosas. La intriga es si Belgrano supo de la existencia de ese hijo. Lo seguro es que nunca llegó a conocerlo.

Felipe Pigna destaca en su libro sobre el prócer, que no se sabe si él supo de su existencia, aunque Canale sostiene que nunca se enteró. Sin embargo, el historiador Balmaceda cuenta que, cumpliendo un pedido del prócer -según relata uno de sus nietos al diario La Razón (18 de septiembre de 1927)- Pedro fue informado de su filiación por Francisco Chas, que se apersonó en su casa a entregarle varios objetos legados por su padre. Todos coinciden en que a su mayoría de edad, Pedro Pablo supo la identidad de su padre biológico e incluyó su apellido, conformando el Rosas y Belgrano.

Su otra hija fue Manuela Mónica del Corazón de Jesús (cabe recordar que el nombre completo del prócer era Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano), fruto del romance con la tucumana Dolores Helguero en 1819.

“Ella es la única prueba de ese romance, que no se puede determinar si fue un largo amor o el fruto de una noche. En cartas a la familia, él aludía a ‘la palomita blanca’ y preguntaba por su ‘ahijadita’: ser madre soltera en 1819 era mal visto, él tampoco aparece mencionado en los registros…”, explica Balmaceda.