El Día del Orgasmo Femenino se celebra cada 8 de agosto como una forma de darle más visibilidad al derecho de las mujeres al placer sexual. El origen de esta conmemoración, se estima, está relacionado con una figura del mundo de la política que quiso llevar el tema a la vida pública.
Esa versión es la más difundida y acreditada alrededor de esta celebración, cuyo punto de partida se sitúa en una pequeña ciudad del estado brasileño de Tocantins, llamada Esperantina, que tiene poco menos de 40 mil habitantes.
En 2006, el brasileño José Arimateia Dantas Lacerda, concejal de Esperantina, impulsó una ordenanza para insistir a los habitantes de ese pueblo a que hicieran un esfuerzo para que sus parejas alcanzaran el punto máximo de placer en la sexualidad.
“Es una cuestión de salud pública”, expuso el representante, según un artículo publicado por Folha de Sao Paulo.
Origen del Día del Orgasmo Femenino
Según Dantas Lacerda, una encuesta de alumnos de la Universidad Federal de Piauí había detectado que el 28% de las mujeres de la región tenían la dificultad de exteriorizar su derecho de sentir placer durante el acto sexual.
“La conmemoración fue creada para obligar al poder público a discutir cuestiones de sexualidad. Desde esta fecha, las discusiones en Esperantina reunieron, en los primeros años, a casi 500 personas en cada conferencia”, aseguró el funcionario en una nota al medio brasilero O Globo.
La primera vez que se celebró no fue un 8 de agosto, ni tampoco estaba dirigido al orgasmo femenino, sino que fue un 9 de mayo y era un Día del Orgasmo, así, en general.
El cuerpo legislativo aprobó por unanimidad la iniciativa de Arimatéia Dantas (del Partido de los Trabajadores, el mismo de Lula Da Silva), pero fue vetada por el propio jefe comunal, José Ivaldo Franco (Partido de la Socialdemocracia de Brasil): “No tengo prejuicios contra esto, pero el municipio tiene otras prioridades”, argumentó entonces.
“No hay vida sin orgasmo. Es una fuente de felicidad a costo cero. Hablar sobre el orgasmo es hablar de felicidad”, decía Dantas.
Sobre lo que no hay certezas es por qué se definió el 8 de agosto para la conmemoración del Día del Orgasmo Femenino, fecha en que se lo destaca en Latinoamérica, si bien originalmente se había impuesto el 9 de mayo. Incluso en otros países es el 31 de julio, tal como sucede en Australia, Canadá. Estados Unidos y el Reino Unido, entre otros.
Cuáles son las claves para alcanzar el clímax
Una investigación publicada en el Journal Sexual Medicine de 2017 concluye que la estimulación genital activó regiones cerebrales antes, durante y después del orgasmo. Tanto en el orgasmo por masturbación como en el inducido por la pareja, las regiones se mantuvieron activas. Además, se puso en evidencia las zonas del cerebro del hemisferio derecho que provocan “experiencias extracorporales” como las alteraciones de consciencia o la sensación de “dejarse ir”.
Entre las regiones cerebrales más activas encontramos el área del lóbulo frontal como el “punto caliente” del placer. Además, a estas regiones se le suma las amígdalas cerebrales, el hipocampo, el núcleo accumbens, la corteza cingulada anterior, todas áreas asociadas a la memoria afectiva, a las emociones y la búsqueda de satisfacción o recompensa. También el estudio informó que los umbrales de dolor aumentan más del 100% durante el orgasmo, mediados por los neurotransmisores serotonina y endorfinas, que son los principales componentes del tronco encefálico que median la analgesia endógena y que podría explicar, al menos en parte, el efecto atenuador del dolor del orgasmo.
Los problemas sexuales más frecuentes aparecen por:
1) Información errónea, mitos, ignorancia, ideas rígidas, con respecto a la interacción sexual y social.
2) Culpa y ansiedad inconscientes relacionadas con el sexo.
3) Ansiedad o apuro por consumar el acto.
4) Escaso registro del cuerpo y las sensaciones que provienen de él.
5) Falta de comunicación en la pareja acerca de sus deseos, preferencias, fantasías, emociones, etc.
6) Efectos colaterales de fármacos como antidepresivos.
7) Enfermedades físicas y mentales. Alcohol, tabaco, sedentarismo, etc.