Tras comprar una casa en una subasta, los flamantes dueños ingresaron a la propiedad y se llevaron una gran sopresa al encontrar un gato moribundo.
El animal estaba muy flaco y agotado, por lo que hicieron que lo atendieran veterinarios, quienes lo sometieron a terapia intravenosa y le salvaron la vida.
Ocurrió en la ciudad neerlandesa de Schiedam y más tarde se enteraron de que el gato había quedado encerrado en la vivienda durante 52 días, sin agua ni comida.
Según confesaron al medio local Rijnmond los veterinarios, Finn -tal como llamaron al animal- está bastante molesto por su solitario confinamiento y ocasionalmente se muestra muy arisco con sus cuidadores por miedo.
Al investigar un poco más, hallaron en las heces del felino trozos de papel que probablemente ingirió buscando algo comestible.
Como tampoco tenía agua, sospechan que sobrevivió al lamer las gotas filtradas de alguna canilla.
El anterior propietario de la vivienda está desaparecido desde el 1 de julio, aunque no se descarta que la casa pudiera haber sido alquilada entretanto.

