Un teléfono celular con buena cámara, un trípode y un micrófono con un poco más de llegada, como para moverse dentro del plano. Ese fue el kit que los realizadores de Diarios de Cuarentena enviaron a los actores. Recientemente estrenaron el primero de los ocho capítulos que encargó Televisión Española, la serie – escrita y desarrollada en muy poco tiempo – sigue a diez familias en su cotidiano del encierro. Para una audiencia que está en la misma situación, en una España con catorce mil muertos y contando, la historia propone hacer de espejo a la realidad y a la vez que llevarles alguna forma de catarsis: para reírse juntos de la situación.

Sin embargo, no todo el mundo se lo tomó tan bien. Hubo críticas y voces en contra que acusaban al producto de falta de oportunidad y de reírse de aquello que está matando a sus compatriotas.

Los directivos de Televisión Española dijeron que su intención era "abrazar a los ciudadanos" con esta miniserie que presenta de forma realista, íntima y con tono de comedia la vida en cuarentena. También se anunció que los beneficios de la puesta en el aire se destinará a Cruz Roja para compra de material sanitario.

Son capítulos de media hora, con producción de Álvaro Longoria, guiones de Álvaro Fernández Armero (Vergüenza) y David Marqués (Campeones, estrenada en la Argentina) y un elenco con varias caras conocidas: Carlos Bardem, Carlos Areces, Gorka Otxoa, Cecilia Gessa, Juan Margallo, entre otros.

Ellos se ponen en la piel de personajes pensados para intentar abarcar la diversidad de realidades a puertas adentro. Amigos separados, un matrimonio que no se soporta, abuelos solos, adolescentes aburridos. En escenas con las que muchos se identificarán, claro, desde el que intenta el teletrabajo con niños alrededor a los que quieren hablar de otras cosas y escaparle a las noticias pero terminan siempre hablando del virus.

Todo grabado por los propios actores, asesorados en cuestiones de encuadre e iluminación vía Skype. Según consigna el diario El Mundo, Diarios de cuarentena, acaso la primera ficción hecha en y para estas condiciones, despertó ya el interés de Francia, Italia, Estados Unidos y el Reino Unido. Un formato innovador, sin duda, en un momento inédito, el de un mundo sin rodajes.