Estados Unidos está en alerta por la posible invasión de los avispones asiáticos, una especie conocida por su neurotoxina letal y su poder de destrucción de colmenas de abejas: las decapita. Sin embargo, en Japón no les tienen demasiado miedo: se los comen como un manjar más.
La Vespa mandarinia. de gran agresividad, mandíbulas potentes, armaduras protectoras y un aguijón gigante, es vista como un sabroso alimento, amén de que su veneno funciona como vigorizante en las bebidas.
En Japón, más precisamente en la región central de Chubu, los "avispones asesinos" son cocinados en brochette y suelen acompañar el arroz. Se los fríe hasta que su estructura externa se vuelve ligera y crujiente. En la boca, el insecto genera una sensación de sabor y hormigueo en la lengua. Alguna vez, los avispones fueron valorados en las zonas rurales como fuentes baratas de proteínas, en especial en los lugares afectados por la pobreza.
En Tokio, el avispón gigante está en el menú de más de 30 restaurantes. Hota Toguchida, propietario de un restaurante chino en la ciudad, dijo que vendió tragos de licor de avispón casero por 2.000 yenes -unos 19 dólares-, principalmente a hombres de mediana edad, rescató un artículo de The New York Times.
Más allá de prepararlos en cocina, otro placer de los avispones radica al cazarlos. Para hallar sus enormes nidos o colmenas, que contienen 1.000 Vespas mandarinias y sus larvas y que suelen estar escondidos en huecos de árboles en descomposición o debajo de la tierra, los cazadores usan el siguiente sistema: ponen un hilo de pesca con un pescado en algún lugar del bosque. Cuando un avispón aparece, toma un bocado del pez y despega de regreso a su nido, momento en que las personas lo siguen a toda prisa.
Cuando finalmente encuentran el lugar donde habitan los avispones asesinos, sin temor alguno, los cazadores aturden a los insectos con humo y utilizan palas y hasta motosierras para sacar el nido.
Para desarraigar los nidos, también existen exterminadores profesionales. Como Torao Suzuki, de 75 años, que dice haber eliminado entre 40 y 50 nidos por año, y que lo picaron hasta 30 veces cada temporada. "Duele, se hincha y se pone rojo, pero eso es todo", dijo sobre las picaduras. "Creo que soy inmune", aseguró. Incluso, el insecto cazado funciona como trofeo y decoración.