Son imágenes que muestran en toda su dimensión el horror que se vive en Siria. Son imágenes del dolor, la destrucción, la muerte y, también, la impotencia. Es un video tomado a los pocos minutos de la explosión en el oeste de Aleppo contra un convoy con cientos de personas que trataban de huir de una de las zonas de conflicto. Es una imagen que se repite en una guerra civil entre el régimen de Bashar Al Assad, los opositores y los grupos terroristas que disputan el control del país. La mayoría de los muertos, 68 sobre cerca de 130, fueron niños que no lograron escapar junto a sus familias. Y también hay dos fotos -mínima secuencia- de lo que vivió el fotógrafo sirio Abd Alkader Habak. Había ido a cubrir el atentado y terminó llorando desconsolado alrededor de esas pequeñas vidas arrebatadas por el odio.
La imagen de Abd Alkader Habak escapando con el niño y, luego, la siguiente, más estremecedora, del hombre de rodillas llorando con su cámara en mano recorrió el mundo. Se conoció por la difusión vía Twitter de Ala’a Shehabi, que en un mensaje describe al conmovido reportero gráfico a pocos centímetros del cuerpo de un pequeño que yace en el piso.
El acuerdo para pacificar las zonas asediadas sirias de Fua, Kefraya, Madaya y Al Zabadani quedó n suspenso, después del atentado que ayer se cobró las vidas de 126 evacuados de dos de esas poblaciones, y que aún no ha sido reivindicado. Según el recuento del Observatorio Sirio de Derechos Humanos, al menos 109 vecinos de Fua y Kefraya, así como voluntarios de la Media Luna Roja, perecieron en el ataque; a los que se suman diecisiete combatientes.
Entre los civiles, hay al menos 68 menores, que fallecieron por el estallido de una furgoneta, de tipo "pick up", cargada con explosivos contra un grupo de autobuses de evacuados que esperaban en el área de Al Rashidín, en la periferia oeste de la ciudad de Alepo.