El director de la RAE, Darío Villanueva Prieto, viajó a Córdoba para participar del lanzamiento de la programación del Congreso de la Lengua. En dicho evento habló sobre el lenguaje inclusivo y sostuvo que, entre otras cosas, la letra "e" fue descartada por "discriminadora".

 

 "La letra ´e´ ya estaba instalada y se consideró que era discriminatoria. Si tenemos un poco de memoria podemos recordar que en español ‘presidente’ dio lugar a ‘presidenta’", afirmó.

 

¿Pero por qué dijo eso?

El letrado sostuvo que la palabra "Presidenta" existe porque "Presidente", que finaliza con una "e", era discriminatorio ya que no incluía a las mujeres. A raíz de esa crítica, FILOhabló con Noor Jimenez Abraham, Doctora en Ciencias de la Comunicación Social y especialista en lenguaje inclusivo. 

 

"Considero que los recursos de la @, la X, la E, entre otros, surgieron como respuesta a un lenguaje que carece de representación universal. Lo discriminatorio no son esas búsquedas como alternativas de inclusividad sino un idioma que usa el masculino como forma generalizada", sostiene.

 

¿La presidente?

" Presidente se usó históricamente para indicar a hombres en ese puesto, por eso la necesidad de la ´a´ para indicar a una mujer en esa posición", agrega Noor. 

 

Por su parte, el licenciado en letras y lingüista Ignacio Pérez, sostiene que, si bien los adjetivos terminados en "-ente" son al mismo tiempo masculinos y femeninos "porque vienen de la tercera declinación del latín que sólo diferenciaba entre femenino y masculino por un lado y neutro por el otro", este conflicto sucede con varias palabras más.

 

El caso de la palabra "presidente", para Pérez,  se asemeja al de "sirvienta". "El uso patriarcal en el pasado marcó la diferencia en casos peyorativos como el de ´sirvienta´. Si tiene sentido diferenciar el género en el caso de ´sirviente´o ´azafata´, tiene sentido en el caso de presidente", refuerza. 

 

La "e" busca la inclusión no sólo del femenino sino también de colectivos disidentes como las personas trans. Si bien con decir "amigues" ya están todos los géneros incluidos, para Ignacio la solución, tal vez, "sea decir ´presidento, presidenta y presidente´ para las tres marcas de género". 

 

Cuestión de poder

Nuestra cultura está basada en el idioma y así como el idioma es cultural y la cultura cambia, la manera en la que hablamos se modifica constantemente. La RAE, la cual integran 46 académicos y sólo ocho de ellas son mujeres, de vez en cuando acepta algunas de las palabras que aparecen legitimizadas en la sociedad como alverja o pete. Este hecho demuestra que dicha institución está atrás de las modificaciones culturales del idioma. 

 

"¿Cuál es el sentido de que la palabra ´hombre´ haga referencia a toda la especie? ¿Qué ha expresado la RAE en estos casos? Nada. Por el contrario, los aprueba. Considero que las reacciones en contra de lo que actualmente se denomina ´lenguaje inclusivo´ son de tinte ideológico más que práctico", sostiene Noor.

 

La RAE, el idioma y sus contradicciones

Este debate genera mucha resistencia en la sociedad porque implica cambiar nuestra forma de comunicarnos y todo lo aprehendido desde nuestra infancia. El choque de paradigmas tiene grietas y esas grietas están llenas de dudas. ¿Qué pasa con los sustantivos? ¿Qué pasa con las palabras como profesores que ya tienen la ´e´incluída?

 

Tanto Ignacio Pérez como la Doctora en comunicación afirman que si bien hay algunos tornillos que ajustar, el cambio sucederá disguste a quien disguste. 

 

"La lengua está llena de esas contradicciones, sólo son señaladas en estos casos porque las ideologías conservadoras olvidan siempre que el cambio lingüístico proviene de estas disonancias e incomodidades", indica Pérez y Noor refuerza y finaliza: " Claro que hay que pensar la mejor forma de lograr la representatividad, pero negarse es un claro posicionamiento en contra de una forma amplia de relatar el mundo".