Digan lo que digan los astros, la verdad es que todos los signos tienen hábitos que pueden hacer que sean considerados molestos. Ya sea su manía por el orden o su incapacidad para estar callados durante más de 10 segundos, algunas personas nos hacen la vida difícil aunque no se den cuenta.
De todas maneras, hay signos que no se pueden contener, y llevan al extremo sus hábitos más desagradables. Lo mejor que podemos hacer es conocerlos a fondo, ya sea para soportar su forma de ser o para intentar cambiarla, aunque sea muy difícil. Mirá en esta lista cuáles son los signos más pesados.
Tauro
Los nacidos bajo este signo son los clásicos maniáticos de la limpieza y el orden, que no se dan cuenta de que a nadie le interesa tanto si el living está un poco desordenado, o si demoramos más de veinte minutos en lavar los platos después de comer. Una relación de pareja con un taurino es algo complicado a menos que tengamos el orden bien alto en nuestra lista de prioridades. Si no, será una pelea tras otra.
Cáncer
El hábito que transforma a cáncer en uno de los signos más pesados es su amor por hablar. Ya sea en persona o a través del teléfono, si un nativo de este signo te acorrala, podrás perder horas del día escuchando todo lo que le pasó y lo que piensa de cada tema. Su necesidad por socializar es tal que si alguien no le presta atención, se pueden volver locos de la ansiedad.
Leo
Si bien la astrología se maneja por los astros, el caso de leo parece sacado de la Madre Naturaleza. No son las personas más adeptas al trabajo, pero sí aman criticar a quién está trabajando. Muy parecido al león en la selva, que nunca caza pero siempre es el primero en comer. Tener de compañero a un leo puede ser terriblemente frustrante, sobre todo cuando se pone pesado y no deja de controlar lo que hagamos aunque nos sea nuestro jefe.
Sagitario
El extremo opuesto a los taurinos. Los nacidos bajo este signo son seres creativos y amantes de la libertad, lo que hace que no estén permanentemente pendientes de cómo está de arreglado el lugar en el que viven. Cualquiera que haya vivido con un sagitariano puede dar fe de que le da lo mismo dejar la ropa bien guardada que en el piso de la cocina, o vivir en el lugar más ordenado que en un chiquero. Lo peor es que parecen ni haberse dado cuenta de su forma de ser cuando alguien se lo recrimina.