La cámara de seguridad de un centro de maternidad del estado de Florida captó el momento del nacimiento de una beba en su estacionamiento, ya que la pareja apenas pudo llegar al establecimiento y no tuvo oportunidad para ingresar, por la rapidez del proceso. La partera que los asistió llegó justo a tiempo, ya que la beba se escurrió entre las piernas de la mujer, que estaba de pie intentando seguir caminando hacia la puerta.

El hecho ocurrió en Margate, donde Susan y Joseph Anderson, residentes de Coral Springs, habían avisado al centro Natural Birthworks que estaban en camino, con las contracciones en marcha. "Necesito pujar. No creo que lleguemos a tiempo", le dijo Susan a su esposo. Era una carrera contra reloj y sus planes de tener un tranquilo parto acuático no parecía destinado a cumplirse.

En el establecimiento, Sandra Lovaina los esperaba con mascarilla y los guantes preparados. "Soy la partera, está por dar a luz", les explicó a dos policías que se acercaron por el barullo. La mujer no podía avanzar y no había más opción que prepararse en esas condiciones. "Cuando llegué, la cabeza estaba saliendo", añadió.

De hecho, la recién nacida, de nombre Julia, salió con tanta velocidad que se escabulló entre los shorts de la madre, lista para ser atrapada por Lovaina, atenta de reflejos para que no se resbale. Desde el centro de salud explicaron que, si bien han tenido numerosas particularidades y anécdotas, nunca habían tenido un nacimiento en el estacionamiento.

Por su parte, la madre confirmó que todos están bien de salud. Recibió tratamiento para acomodarse, tras la dramática experiencia, con baños y aromaterapia. "Todos los partos son hermosos. Si quieres un parto natural, puedes hacerlo, escucha a tu cuerpo. Tuve un gran equipo de apoyo", aseguró.

El 24 de julio de 2017 Jessica Hogan dio a luz a su quinto hijo en el pasillo del hospital Via Christi, de Kansas. La mujer intentaba llegar a la habitación, pero el nacimiento se produjo antes de que pudiera traspasar la puerta de la sala de partos. Hogan tenía contracciones regulares desde hacía días, pero iba a la consulta y la mandaban a casa de nuevo. Así, en tres ocasiones.

Tuvo tantas falsas alarmas que temía no darse cuenta cuando el verdadero momento llegara. Pero a las 2 de la mañana de esa jornada un dolor la sacudió y comenzó la aventura. Pensó que no llegaría nunca al hospital. Ya había roto bolsa y sentía que el niño iba a salir en cualquier momento.

Y así fue, no bien puso un pie en el pasillo de la Clínica comenzó el parto. No llegó ni a sacarse los zapatos. Travis, su marido fue fundamental en el episodio.