Lavar los platos, planchar decenas de camisas o hacer la cena. Colocar las luces de Navidad y los adornos o gestos tan simples como atender una llamada telefónica son muchos de los ejemplos que restan tiempo para que los padres -y los que no lo son- pasen tiempo con los suyos. Pero no se trata de minutos o de horas, sino de un tiempo de calidad que permita disfrutar de lo que de verdad importa: aquellas personas que están a nuestro alrededor.
Y ese es el mensaje que la cadena de supermecados alemana Edeka -los mismos que el pasado año nos hicieron llorar con el abuelo que fingía su muerte para ver a sus familiares- quiere lanzar estas navidades. Con un ritmo de vida frenético en el que muchos apenas tienen tiempo y el poco que tienen es para hacer tareas del hogar y descansar, hay quienes se convierten sin pretenderlo en ‘pequeñas víctimas’ de un sistema lleno de prisas. Se trata de los niños, esos que requieren no solo cambios de pañales en su edad más temprana sino otro tipo de atención en los años venideros como ayuda en los deberes o tardes de juegos en casa, en un parque o en un campo de fútbol.