Chipi
El antes y después.

La mujer de Dady Brieva, Mariela Anchipi, sorprendió con una producción hot para una revista de esta semana en la cual posó totalmente desnuda. ‘La Chipi’, como la llaman en el ambiente, es bailarina, coach del Showmatch y tiene dos hijos (Rosario y Felipe) con el humorista, que ya es su segundo matrimonio.

Hace dos años comenzó una transformación física para cambiar su cuerpo y hoy cuenta que lo hizo porque ‘no quería dejar de gustarle a Dady’. 

Chipi

‘Se me ocurrió hacer la despedida de mi carrera como bailarina a través del tango y me encantaría tenerla en una casa de tango de renombre internacional. Estamos preparando algo. También es cierto que hoy me siento mucho más segura con mi cuerpo. Pasé por dos embarazos muy seguidos y estaba abocada a la maternidad, pero en algún punto no me encontraba. Entonces dije basta, quiero volver a verme. Cambié mi cuerpo porque siento que retroalimenta mi sexualidad y sobre todo porque no quería dejar de gustarle a mi marido’, aseguró en una entrevista con la revista Caras.

‘Para mí es re importante gustarme y siempre lo fue para la pareja. Primero quería gustarme para luego seguir gustándole a mi marido. Sentirme bien y segura con mi cuerpo, también. Tal vez sucede por la conexión que tiene una bailarina con su cuerpo. De eso no puedo despegar’, agregó Chipi.

Cómo logró el cambio

‘Fue un proceso largo. Empecé a entrenar porque después de dos embarazos no entraba en mis pantalones. No tengo idea de cuánto había subido porque yo nunca me pesaba. Es que me volví media fóbica a la balanza porque cuando iba al Colón (donde estudió danza) nos pesaban y nos medían todos los meses. Desde los ocho años a los 20 que dejé de bailar me pesaban y me medían. Entonces le tengo reticencia. Era tan flaca que me tenían que dar vitaminas durante toda mi infancia y adolescencia. Por eso creo que después de haber sido madre no me encontraba en ese cuerpo’, reveló.

Su relación con Dady

‘Como pareja Dady me vive demostrando su amor incondicional y de mil formas. Hasta en mi peor estado él siempre me vio hermosa y me lo hizo saber. No puedo decir nada, soy una privilegiada, una bendecida porque siento que me gané la lotería con mi marido. Es obvio que la pareja con la llegada de un bebé tiene que reorganizar tiempos y prioridades. Hay que amoldarse a esa nueva realidad y no quedarse en el pasado, en lo que fue. Nosotros somos recolecho y el primer colechero es Dady. Una vez logré que Felipe se durmiera sólo en su cuna y lo esperé a que llegara del teatro y, cuando me vio sola, Dady me dijo ‘¿Y el nene dónde está? Ay pobrecito ¡cómo lo vas a dejar en la cuna!’ Y lo fue a buscar. Nosotros tenemos otras habitaciones en la casa, entonces nos vamos de paseo y después volvemos a dormir todos juntos’.

‘En algún momento del día los chicos se duermen o están en el colegio, ya los dos empezaron jardín, así que nos buscamos nuestros momentos. Y si no, los generamos. Tenemos gente que nos ayuda, tíos o mamá, que los vienen a cuidar y nosotros salimos a comer o buscamos un hotel que nos guste y nos quedamos un rato y volvemos a casa. Es cuestión de organizarse’, concluyó.

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