A simple vista la tumba no tiene nada fuera de lo común, sin embargo detrás de la lápida hay una puerta que al abrirse muestra una escaleras que conducen hacia una pequeña ventana que se colocó justo en la cabecera del ataúd de la nena.
La tumba que llama la atención de las personas que vistan a sus deudos, se encuentra en el cementerio de Natchez City en Mississippi.
En el misterioso lugar descansan los restos de Florence Irene Ford, quien murió a la edad de 10 años a causa de la fiebre amarilla en el año 1871.
Al parecer la niña le tenía mucho miedo a las tormentas, por ese motivo su mamá Ellen pidió que pusieran en la cabecera del ataúd de su hijita una ventana y una escalera angosta hasta el nivel de la ventana. El particular pedido era para poder ir a consolarla los días de tormentas. Tal como lo hacía en vida.
Al morir Florence su mamá no soportó al idea de dejarla sola y no poder acariciarla y consolarla cuando tuviera miedo. Por eso quería que la tumba tuviera un acceso que le permitiera sentirse cerca de su adorada hija.
Con el paso de los años, la tumba de Florence Irene Ford sigue casi igual que cuando la construyeron, en el epitafio aún se puede leer: "Una hija tan brillante y afectuosa como siempre Dios con su imagen bendecida”.
La única alteración que sufrió la tumba de Florence es la ventana de vidrio que se cubrió para evitar posibles actos vandalismos en la década de 1952.
Fuente: Mía FM