La disposición final de las aguas servidas es el proceso por el cual las aguas ya tratadas en las plantas de tratamiento son devueltas limpias a los cauces naturales, instancia en la que estos líquidos podrían ser aprovechados para el riego de forestales contribuyendo a incrementar la superficie verde que San Juan está necesitando para mejorar las condiciones climáticas y del hábitat.
Nuestra provincia cuenta actualmente con tres grandes plantas procesadoras de líquidos cloacales que por su tamaño y capacidad están en condiciones de aportar un importante remanente hídrico debidamente tratado para el riego del arbolado público o de emprendimientos forestales que podrían estar localizados en las inmediaciones de las instalaciones.
La más antigua de estas plantas es la que está en la zona del Bajo Segura, en el departamento Santa Lucía, sobre un predio de 18 hectáreas. Este establecimiento depurador trata los líquidos residuales provenientes de departamentos del Gran San Juan, particularmente de la ciudad Capital, correspondiente a una población de unos 150.000 habitantes, para luego verterlos al Arroyo los Tapones. Cuenta con una capacidad de tratamiento de un caudal promedio de 64.260 m3/día. Estas aguas son volcadas finalmente al río San Juan en dirección sureste.
Otra gran planta de tratamiento es la del servicio cloacal de Rawson, ubicada en la zona del Cerrillo Barboza, en las inmediaciones del arroyo Aguas Negras. Estas instalaciones recibe las aguas servidas correspondientes a los departamentos Rawson, Rivadavia, Capital y Pocito, con una población que supera los 100.000 habitantes.
Por su tamaño, la tercera planta más grande de la provincia es la que está en Caucete que recolecta los líquidos de una población estimada en casi 50.000 habitantes. Estos son canalizados a través de una red de desagües hacia el Sur del departamento, pero sin un destino específico.
Cada una de estas plantas está en condiciones de aportar importantes caudales hídricos, que es muy valioso en esta época de sequía. Si bien no es apto para el consumo humano ni para el cultivo de chacras, debidamente tratada puede reemplazar el agua dulce en el riego de forestales y plantas ornamentales, procesos industriales o fines recreativos. También pueden usarse para mantener el flujo ambiental, y los productos derivados de su tratamiento pueden generar energía y nutrientes.
Un plan en conjunto entre distintos organismos del estado -OSSE, Obras Públicas, Secretaría de Ambiente y municipios- podría optimizar el poco uso que se le está dando a estos efluentes, medidas necesarias para un mejor aprovechamiento de los escasos recursos hídricos que se disponen en estos momentos.
