Los presidentes de EEUU, Joe Biden, y el de China, Xi Junping, demostrando gran capacidad de diálogo y entendimiento, fueron capaces de mantener un encuentro presencial en el que primó el buen trato, y lo que es más importante, el sentido común y espíritu de hacer lo correcto, en grandes temas que desde hace tiempo enfrentan a ambas naciones y preocupan al mundo, en cuanto a sus derivaciones. En la agenda del encuentro se incluyeron asuntos globales urgentes como el cambio climático y la inseguridad alimentaria, pero no pudieron estar ausentes otros asuntos como la situación de Taiwán, en la que EEUU sigue mostrando firmeza en relación al apoyo anticipado al gobierno de esa isla ante el avance y pretensiones del gobierno chino, o los conflictos de Hong Kong y del Mar de China Meridional, a los que se suman los de las prácticas comerciales y las restricciones estadounidense a la tecnología china. También se incluyeron el conflicto en Ucrania y las ambiciones nucleares de Corea del Norte.
Todos estos temas, de gran tensión perturbaron en los últimos años las relaciones entre estas dos potencias mundiales. La idea a partir de esta cumbre, según los funcionarios norteamericanos, es que ambos países realicen esfuerzos para reparar lazos de entendimiento. Los líderes dijeron que son consientes de que el mundo espera que China y EEUU manejen adecuadamente la relación para retomar un camino correcto en la resolución de los principales problemas.
Lo positivo de esta cumbre es que ambos mandatarios han dado muestras que pueden manejar sus diferencias y evitar que la competencia se convierta en un conflicto que les impida trabajar juntos en asuntos globales urgentes que requieren de una cooperación mutua. También coincidieron en que ambas naciones no están cumpliendo con las expectativas a nivel mundial por lo que necesitan reencausar el rumbo para que la relación bilateral avance dentro de lo correcto.
No hay que esperar después de esta cumbre que todos los problemas queden resueltos, pero es un avance importante hacia un mejor entendimiento entre las dos más grandes potencias mundiales, en situaciones tan delicada como la de preservar la paz mundial.
Hay que tener en cuenta que desde el reciente histórico triunfo de Xi Jinping que le ha posibilitado un tercer mandato, China ha desplegado una conducta exterior orientada a cambiar el orden mundial liderado por EEUU y que desde este país Joe Biden, sin ser tan agresivo como su antecesor Trump, sigue mostrando firmeza ante el país oriental. El cambio está en las actitudes que han hecho que las líneas de comunicación entre Washington y Pekín permanezcan abiertas para evitar conflictos próximamente.
Se ha puesto de manifiesto también que esta estabilización de relaciones entre EEUU y China busca crear una atmósfera más segura para las empresas estadounidenses, un tema recurrente y necesario para el entendimiento mutuo.
