El derecho de la vida no es una cuestión de ideología ni de religión, sino una consecuencia lógica de la naturaleza humana, por lo tanto tiene un valor inviolable y una dignidad irrepetible. Esto nos lleva a reflexionar profundamente en esta fecha instituida como el “Día del Niño por Nacer”, una iniciativa surgida del Gobierno argentino en 1998 y recibida con amplia acogida prácticamente en todo el mundo.

Para los católicos argentinos, que conforman más del 90% de la población, cada 25 de marzo se celebra la Solemnidad de la Anunciación, cuando el ángel le dice a María que Jesucristo será concebido en el seno de la virgen.

Para los no creyentes también esta recordación tiene un mensaje. Deben considerar que la calidad de persona, como ente susceptible de adquirir derechos y contraer obligaciones, deviene de una prescripción constitucional. En nuestra Carta Magna y la legislación civil y penal, la vida comienza en el momento de producirse la concepción.

En consecuencia, promover la interrupción del embarazo implica alzarse contra nuestra legislación. Por eso, quienes proponen lo contrario parecen no considerar que sin vida no hay derechos humanos y sin ellos, no hay libertad. El lenguaje cotidiano de la protesta ideológica de la izquierda criolla, más cuando reclaman el aborto legal como un modo de fortalecer los derechos de la mujer.

Ponderar esos derechos por sobre los del niño, y ni siquiera referirse a los derechos del padre, es conculcar la construcción de los derechos humanos que protege siempre al más débil. Por ello hablar de derechos que significan hacer que se extinga una vida es un verdadero contrasentido.

Toda orientación política debería enfocarse en el cumplimiento del Plan Nacional de Prevención y Reducción del Embarazo no Intencional en la Adolescencia (ENIA), de manera que el presupuesto destinado a promover la salud sexual y la procreación responsable se cumpla estrictamente. Y hacer un seguimiento al programa Desarrollo de la Salud Sexual y la Procreación Responsable, en todo el ámbito nacional.

En consecuencia la recordación del Día del Niño por Nacer debe centrarse en la prevención en salud y en educación sexual, fundamental para evitar los abortos y sus consecuencias para la mujer que se busca defender. El abortar no es gratuito, produce complicaciones, daños físicos y múltiples consecuencias psicológicas y económicas, incluso con el aborto legal, seguro y gratuito, que está debatiendo el Congreso.