Este mes la Reflexión Dominical, escrita por el presbítero Dr. José Manuel Fernández, cumple dos décadas de publicación ininterrumpida, un logro del periodismo por la aceptación de los lectores, sean creyentes o no, gracias a las particularidades de un mensaje sobre el sentido de la vida con un horizonte espiritual como proceso natural del pensamiento. Así lo interpretan los seguidores del Padre Manolo, más allá de la liturgia.
La nota de los domingos en este diario fue asumida por el destacado sacerdote sanjuanino, en reemplazo de monseñor Ítalo Severino Di Stéfano, al terminar su apostolado el 29 de marzo de 2000, y por las razones de salud que lo alejaron de esta provincia. La elección de Fernández para mantener viva la Reflexión Dominical no fue casual sino por sus logros al frente de la Parroquia de la Medalla Milagrosa del Barrio Bancario, en Desamparados, acompañada por multitudes de fieles en cada celebración litúrgica.
El Padre Manolo construyó esa parroquia con el aporte solidario de la comunidad y también el Hogar del Niño de la Calle, para albergar a chicos carecientes, y tenía el proyecto de una basílica hasta que la nueva conducción de la Iglesia local, sucesora de Di Stéfano, cambió todos los planes y rotó a los párrocos de la provincia, para que no existieran "iglesias de primera y de segunda", de acuerdo a la convocatoria que tenían en la feligresía. Entonces se resolvió nivelar hacia abajo.
José M. Fernández se radicó en la Capital Federal con nuevas responsabilidades de la Iglesia y como docente de la Universidad Católica Argentina (UCA), entre otras actividades, pero sin perder contacto con los sanjuaninos a través de más de mil notas publicadas cada domingo, más otros artículos solicitados por nuestro diario por el contexto académico y espiritual en el que se desempeña.
Es necesario aclarar que la Reflexión Dominical es mucho más que la explicación del Evangelio porque cada nota deja un mensaje personal, incluso para los no creyentes, porque son palabras para analizar, interpretar o aclarar ideas para llegar a una serie de conclusiones sobre el transcurso de la vida. Es detenernos un momento para pensar y analizar las decisiones erradas y qué podemos hacer para comprender lo que nos rodea y cambiar nuestras actitudes.
Por eso la dinámica de la columna del Padre Manolo lleva también a un acto de introspección para dar curso a un proceso natural del pensamiento, sea cristiano o no.