La crónica policial viene contabilizando siniestros viales, algunos trágicos, en cuyos detalles aparecen irregularidades que contribuyen a potenciarlos, más allá de lo fortuito o de la fatalidad. El interrogante que se plantea es qué desenlace hubiese tenido el acontecimiento si los protagonistas se hubiesen encuadrado en las reglamentaciones y si las autoridades encargadas de aplicarlas procedieran con rigor.
El doloroso caso de la docente fallecida al ser impactada por un auto en la Circunvalación llama a esta reflexión, ya que el conductor había sido reprobado en el otorgamiento de la licencia, el vehículo no tenía la Revisión Técnica Obligatoria (RTO) y carecía de seguro de responsabilidad civil. A la vez la motociclista tenía casco, pero sin ajustarlo al cuerpo como exige la norma.
El último caso muy comentado es el del juez de Paz de Iglesia que subroga en Jáchal, que colisionó con su automóvil a una camioneta policial a días de ser entregada. El magistrado tenía la licencia vencida y ante esta anomalía deberá afrontar los daños provocados en la colisión, si no tiene otras derivaciones en virtud de tratarse de quien debe respetar ante todo las normas establecidas, incluyendo la Ley de Ética Pública.
Pero hay transgresiones que se ven a diario, como hablar por celular mientras se conduce a pesar del artículo 48 de la ley nacional 24.449, que prohíbe manejar "utilizando auriculares y sistemas de comunicación de operación manual continua" y, dentro de la misma normativa, observar la RTO a fin de verificar si el vehículo tiene las condiciones mínimas para garantizar la seguridad de quienes transporta y de los usuarios de la vía pública, además de medir los límites de contaminación.
El mito de los polarizados es otra violación al art. 30 de la Ley Nacional de Tránsito, que ha entrado en los usos y costumbres hasta en algunos vehículos oficiales. Las láminas plásticas que oscurecen los cristales son un verdadero peligro porque reducen la visibilidad, más de noche o si hay niebla u otro impedimento a la vista del conductor. Y cualquier modificación que no sea de fábrica es una seria infracción, con potenciales consecuencias negativas para quienes ocupan el rodado.
No hay estadísticas sobre operativos de Tránsito donde se hayan radiado de circulación automotores con vidrios polarizados, sin RTO actualizada y menos de conductores multados por hablar por teléfono mientras circulan, e incluso cuando están detenidos en un semáforo. No hay arbitrariedades, lo dicen las leyes que no se controlan.
