Son varias las capitales del país donde el narcotráfico es un gran problema, ya sea por ser centros de distribución o por haberse constituido en sitios de paso para que la droga llegue a otros destinos. Pero hay otras ciudades o provincias, como el caso de San Juan, donde la situación es otra. Lo que más preocupa en el ámbito local es el narcomenudeo, promovido por personas de todas las edades sindicadas como "trafiadictos”. Es decir individuos que consumen drogas y que se encuentran en situación de adicción y que a la vez se encargan de vender narcóticos generando una vía de ingreso económico para sostener su adicción. Esto hace que haya cada vez más personas abocadas a esta actividad distribuyendo y vendiendo drogas en los más variados ámbitos desde los tradicionales centros de consumo, vinculados a la vida nocturna, hasta los sitios menos esperados como salidas de escuelas y plazas de los barrios, a plena luz del día.

En la medida que la Argentina se perfile como un país en el que el narcotráfico es responsable de socavar los cimientos de la sociedad, San Juan estará cada vez más expuesta a este flagelo que, si bien no es nuevo cada vez es más difícil de controlar. Los centros e instituciones dedicadas a la contención y tratamientos de adicciones coinciden en señalar que la penetración de las drogas a San Juan continúa siendo por los mismos y tradicionales lugares. San Juan no es Buenos Aires, Córdoba o Santa Fe donde hay miles de manera de ingresar narcóticos. Nuestra provincia cuenta con los mismos lugares de siempre y eso es lo preocupante en cuanto al tema de los controles o la permisividad que existe al dejar que cada vez ingresan impunemente mayores cantidades .

Otro aspecto importante dentro de este flagelo es que al consumo de drogas tradicionales como marihuana y cocaína hay una mayor accesibilidad a las drogas de diseño o de laboratorio como LSD, ácidos, éxtasis, etc. que antes solo se conseguía viajando a la Costa argentina o a Chile. Ahora cualquier joven tiene la posibilidad de conseguir "pastis” o "ácidos” en el ámbito local.

Respecto de la marihuana, tanto los responsables de comunidades de recuperación de adictos como profesionales abocados a esa área, señalan que se la ha naturalizado de tal forma en todo el país que cada vez hay más gente, familias enteras, utilizándola como recurso terapéutico. En cuanto a la cocaína se ha extendido a edades no tradicionales. Antes el consumidor tipo era una persona de 25 a 30 años de buen pasar económico, y hoy en día tenemos casos de púberes que la consumen.

Hay que entender que el consumo de drogas es uno de los peores males que afectan a la sociedad en general y que además de una intensificación del accionar policial para evitar que este flagelo siga avanzando, hay que contribuir con las organizaciones públicas, privadas y religiosas abocadas a detectar los casos de adicciones y tratarlos para su rehabilitación. En la provincia hay más de 20 entidades, como las comunidades Fuego, San Benito y Cura Brochero, que trabajan con ese objetivo y que necesitan en forma permanente de la ayuda de todos los sectores de la vida provincial.