Muchas partes del mundo, especialmente del Hemisferio Norte y Medio Oriente, son literalmente un "polvorín" a punto de estallar a consecuencia de interminables guerras, las graves incidencias del cambio climático y por los millones de refugiados que deambulan en busca de mejores condiciones de vida que les resultan esquivas. De no encontrar los líderes mundiales alguna fórmula para promover la paz, poner a salvo a millones de personas de las catástrofes climáticas y de evitar que haya multitudes que salgan de sus países en busca de mejores condiciones de vida, el mundo se tornará cada vez más conflictivo, sin posibilidades de recuperar una vida en paz y armonía.

Los "puntos críticos" que en la actualidad mantienen convulsionado al mundo son la invasión de Rusia a Ucrania, con un comprobado efecto dominó que afecta a todo el planeta, y las situaciones particulares por las que pasan Afganistán, Bangladesh, Pakistán, el Sahel Central, Mozambique, Somalia, Sudán, Siria y Yemen, donde las guerras siguen siendo factor de inestabilidad y decadencia.

Los analistas políticos y económicos a nivel mundial sostienen que el efecto dominó de la invasión rusa de Ucrania sacó a la luz otros desequilibrios que en 2022 parecieron invisibles: las conmociones en las cadenas de suministro, los mercados energéticos y los sistemas alimentarios mundiales han encendido otras crisis lejanas, desde África Occidental hasta el sur de Asia, que sufre carencias y desabastecimiento.

Por otra parte, a partir de 2023 a nivel global hay una serie de preocupantes amenazas como el advenimiento de una grave crisis que arrastre a Estados Unidos a un enfrentamiento con China por Taiwán. Una escalada en la guerra de Ucrania que vea un desbordamiento de armas no convencionales en los países vecinos. Un ciberataque que afecte a las infraestructuras críticas de Estados Unidos. El colapso económico y el malestar social en Rusia a causa de las consecuencias de la guerra. La intensificación de las pruebas de armas nucleares y misiles balísticos de largo alcance por parte de Corea del Norte. La adopción de medidas encubiertas o directas por parte del gobierno derechista de Israel contra el programa nuclear iraní, con la diplomacia sobre las capacidades nucleares de Teherán en un callejón sin salida, y la posibilidad de que los desastres naturales y el malestar social en Centroamérica generen una nueva oleada migratoria hacia Estados Unidos.

En relación a todos estos problemas el IRC (Comité Internacional de Rescate) en su lista anual de vigilancia de emergencias de los 20 países con mayor riesgo de calamidad humanitaria dijo que hay situaciones más graves que la de Ucrania, como la de las naciones del Cuerno de África, Somalia y Etiopía, azotadas por la sequía, la guerra y la hambruna.

El panorama es oscuro, pero depende de que los líderes mundiales se solidaricen con la raza humana despojándose de una irracionalidad que no tiene sentido y dictaminen acciones con sentido común y sin pretender absurdas ventajas para los países o bloques que representan.