Cada terremoto violento que se registra en San Juan deja experiencias negativas que se han contabilizado en pérdidas humanas y daños materiales. El balance del temblor del 18 de este mes muestra en nuestra provincia una evolución exitosa de la cultura sísmica de los sanjuaninos al punto de no tener que lamentar víctimas fatales, aunque sí el derrumbe de precarias viviendas en los lugares del epicentro del movimiento telúrico. A diferencia de los terremotos anteriores de estas características ahora se conoció prácticamente al instante el impacto social y los sistemas de socorro actuaron con igual rapidez.

Tanto el relevamiento social como el de los daños estructurales y de servicios básicos han tenido la respuesta adecuada de las autoridades nacionales, provinciales y municipales, junto con la ayuda de otros gobiernos, y la reconstrucción está en marcha en Sarmiento, Pocito, Rivadavia y otros lugares donde se derrumbaron viviendas precarias por un relajamiento constructivo carente de seguridad sismorresistente, propio de una insolvencia socioeconómica.

Este sector afectado por el evento dejará los asentamientos y tendrá en breve una vivienda digna, pero en el interior de la provincia hay mucho más gente desamparada cuya precarias condiciones de vida se agravaron con este terremoto. Los puesteros que sobreviven en medio de la nada con la producción caprina, han sentido los embates sísmicos y debieron abandonar sus ranchos para acomodarse bajo algún algarrobo, según las denuncias alertando el agravamiento del estado de familias carentes hasta de agua potable y para los animales.

Por ello es necesario extender el operativo oficial para llegar a todos los rincones del territorio provincial donde se encuentran estos casos aislados que demandan asistencia social con tanta urgencia como la requieren los demás damnificados. La ausencia de cobertura periodística con cámaras de TV junto a los laguneros o los puesteros, los deja en un segundo plano como víctimas del terremoto o directamente marginados de algún movimiento solidario.

El secretario de Seguridad declaró que se está trabajando en la identificación y asistencia a las familias que han tenido, por sus viviendas precarias, daños en la habitabilidad de sus hogares, muchos de ellos de adobe. Es de esperar que se amplíe esta tarea a lugares remotos donde hay gente que sufre.