Las desigualdades en los costos del consumo que pagan los argentinos, con respecto a otros países del continente, comienzan a verse desde la energía. Hay ciudades del interior que llegan a pagar por la electricidad el triple de lo que se paga en la Capital Federal y en el conurbano bonaerense y con tarifas actualizadas hasta de un 83% inferiores al promedio del resto de la Argentina.
Según estudios económicos que han tomado estado público, en particular un relevamiento acerca del costo en rubros como alimentos, bebidas y otros artículos masivos de "industria argentina" que se venden en Chile, Uruguay y Brasil, los precios son hasta 37% menores con respecto a los hallados en los comercios de nuestro país. Se trata, ante todo, del peso tributario.
En Chile, por ejemplo, el IVA es dos puntos más bajo, no se paga Ingresos Brutos ni impuesto al cheque, y tienen 19 acuerdos de libre comercio que generan mucha más oferta y competencia. Las empresas además tienen costos fijos más bajos y todo eso resulta en menores precios. Los supermercadistas y productores señalan que en Argentina se tributan impuestos y salarios más altos que en los países vecinos, a la vez de la necesidad de trabajar para reforzar la competitividad de su industria y revisar los precios de góndola.
Diversas consultoras analizaron alrededor de mil precios de 110 productos agrupados en 7 categorías de electrónicos (auriculares, gaming, informática, smartphones, smartwatchs, fotografía y video) en siete países de América latina: Argentina, Brasil, Chile, Uruguay, México, Colombia y EEUU. En todos los casos nuestro país tiene precios más elevados.
En el sector automotriz los impuestos siguen determinando que Argentina sea el lugar más caro del mundo para comprar un vehículo, más allá de figurar en el primer lugar en la lista de naciones latinoamericanas con los autos más caros.
Si se toman las previsiones para este año, tenemos para refinar alrededor de 484.000 barriles de petróleo que se deberían pagar a precio internacional, pero se finan valores domésticos superiores, por necesidades financieras de las provincias petroleras, según señalan los analistas.
