La propuesta del periodista y escritor Luis Eduardo Meglioli de rendir un homenaje permanente a Domingo Faustino Sarmiento en esta tierra que vio nacer al estadista más grande que tuvo la Argentina, tanto por su obra civilizadora como por su visión republicana al crear las instituciones de una nación moderna, merece ser acompañada por todos los sectores de la vida sanjuanina ejecutar la iniciativa. El columnista de este diario señaló en una reciente nota que ha llegado la hora de concretar un reconocimiento particular a la obra inconmensurable del mayor promotor de la educación.

Esto es, a juicio del autor, porque cualquier otra provincia que hubiese tenido a una figura de esta envergadura como hijo predilecto, ya se hubiese declarado como Capital Nacional de la Educación, y por ello la deuda de los sanjuaninos con el Gran Maestro. Avanzar en ese sentido es una tarea de nuestros representantes en el Congreso Nacional a fin de lograr sancionar la correspondiente ley de declaración nacional, para lo cual se debe contar con el aporte de la Universidad Nacional de San Juan, de la Junta de Estudios Históricos y el empuje del Gobierno provincial.

Como señala Meglioli, San Juan debe ser un polo de proyección educativa, con congresos nacionales periódicos y uno internacional que los complemente y todo relacionado con la política educativa, las actualizaciones en la enseñanza e incluso declarar a febrero como mes del turismo docente de todo el país, entre otras actividades que seguramente se implementarían con la reglamentación del proyecto de homenaje al prócer.

Las razones para declarar a esta provincia como centro educativo nacional en homenaje a Sarmiento están fuera de toda discusión con sólo enumerar las 800 escuelas que fundó durante su presidencia, para lo cual debió traer 61 maestras primarias de Estados Unidos a fin de cubrir el déficit de docentes. Consideró que el analfabetismo que alcanzaba al 70% de la población cuando llegó a la Presidencia y la pobreza con el 75%, estaban estrechamente relacionados y los combatió por igual.

Hay que darle forma al homenaje permanente al Gran Sanjuanino, tal vez resistido si recordamos que durante una década la izquierda asociada al kirchnerismo denostó sistemáticamente a Sarmiento. Desde dibujos animados supuestamente educativos hasta eliminar su figura de los billetes de moneda; y el progresismo ideológico reapareció con literatura revisionista y descalificante contra este visionario reconocido en todo el mundo.