El escándalo de los pasajes aéreos y terrestres asignados a los legisladores nacionales, que éstos canjeaban por dinero y sumaban a sus dietas mensuales, llegó a la consideración pública tras investigaciones periodísticas que obligaron a la presidencia de la Cámara de Diputados a cambiar el sistema mientras se espera una medida similar del Senado.
Nuestros representantes hacían el negocio en el marco de una norma oficial, pero no siempre la legalidad es éticamente correcta y más todavía si el mecanismo carecía de transparencia. Miembros de todas las bancadas han coincidido en que la cuestión de los pasajes era un mal sistema, pero tanto en el oficialismo como en la oposición lo utilizaban sin reparos. En algunos casos el año pasado percibieron hasta 355.000 pesos en efectivo por pasajes no usados: 20 aéreos y 20 terrestres.
Si bien es justo compensar el desarraigo del representante del interior con pasajes mensuales -aunque no exagerados-, sin duda ha sido una maniobra abusiva ya que no diferenciaban los diputados de Tierra del Fuego o Jujuy, por ejemplo, de los que residen en la Capital Federal y el conurbano. Estos últimos también recibían pasajes y los canjeaban por efectivo alegando que pagaban el combustible al recorrer el país en auto.
El presidente Mauricio Macri fue muy crítico: “si los diputados creen que su salario no es suficiente tienen que blanquear la necesidad de tener uno mejor, pero el mecanismo de los pasajes es querer disfrazar algo”. En efecto, los legisladores buscan un “salariazo” según corrillos del Congreso, y han desempolvado una ley de la dictadura, firmada por el general Bignone, que equipara las dietas con las remuneraciones de los ministros de la Corte Suprema de Justicia. Se quejan también porque no tienen aguinaldo, no les pagan antigüedad y tampoco título. Nada dicen del presentismo.
Bajo la presión mediática, Diputados ya decidió eliminar el canje de pasajes por efectivo e implementar un compensatorio por “gastos de movilidad” para los legisladores que los necesiten en tramos aéreos y terrestres bien definidos, en tanto los que viven en las cercanías del Congreso tendrán un viático por el transporte.
Todavía no se ha definido el nuevo sistema, pero la reforma para transparentarlo está en marcha y eso es lo importante.
