El hecho de que cada vez sea mayor el volumen de cultivos frutihortícolas que salen de nuestra provincia con destino a provincias vecinas o de otros puntos del país, para ser procesados o despachados hacia mercados nacionales e internacionales, hace que los controles fitosanitarios que en un momento fueron habilitados para controlar la transmisión de posibles plagas hayan perdido el sentido y que, por el contrario, se hayan convertido en recursos innecesarios de una tarea de control que ahora se encarga de efectuar el propio empresario que compra los productos directamente en las fincas o propiedades.

Actualmente las barreras sanitarias, que se ubican a escasos metros de los puestos policiales en los que suele hacerse controles vehiculares, carecen de rigurosidad ya que sólo se controlan autos y camionetas por si sus ocupantes llevan frutas y verduras dejando pasar grandes camiones cargados de productos de chacra. Además, a los vehículos que son inspeccionados no se les hace otra cosa que rociarlos con elementos químicos que generan muchas dudas sobre la eficacia.

Si bien hay constancia de que son numerosos los camiones que están saliendo, tanto por el Norte de la provincia como por el Este y, lógicamente, por el Sur vía Mendoza, es la Ruta 40 hacia el Sur la que más vehículos concentra y en la que es posible observar el paso de grandes camiones cargados de frutas, verduras y hortalizas. En relación a las distintas cosechas, en determinadas épocas es posible ver camiones con acoplado o semirremolques repletos de productos como tomates “platense” y “perita”, pasas de uvas, aceitunas y pistachos, entre otros. Para tener una idea de este movimiento, durante un día de semana entre las 13 y las 15 hs. se contabilizaron alrededor de 12 camiones con carga completa de tomates que sin ningún inconveniente recorrieron los más de 150 kilómetros que hay entre San Juan y Mendoza cruzando los controles de San Carlos y Jocolí, sin ningún tipo de interrupción por parte de Senasa (Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria) o de otros organismos de fiscalización. Esto está muy bien y demuestra que las barreras sanitarias no son, por el momento, necesarias y que se puede prescindir de ellas haciendo más fluido el tránsito y la comercialización entre los estados provinciales.

Como ya se ha consignado en otras ocasiones todo este fenómeno responde en gran medida a la conveniencia comercial que encuentran los productores locales de enviar sus verduras, hortalizas y frutales desde otras provincia, por ejemplo Mendoza, para que sean empresarios y firmas de esa provincia las encargadas de procesar, elaborar y comercializar hacia el mercado interno nacional o el exterior esa producción con ciertas ventajas aduaneras.