La situación en que ha quedado Bolivia después de la renuncia de Evo Morales y su posterior exilio en México, no es nada tranquilizadora ya que el hecho de que el exmandatario se haya retirado faltando más de dos meses para finalizar su mandato constitucional, coloca a este país en una situación de crisis institucional que deberá ser solucionada a la brevedad, hasta los nuevos comicios que restablezcan el orden de la Nación, si es que no se quiere que esta situación se asemeje a un golpe de Estado.

Considerar de que en Bolivia las fuerzas armadas obligaron la renuncia de Morales no debe ocultar los verdaderos motivos que llevaron a esta crisis: el descontento de un sector de la población por algunos aspectos de la gestión y la sospecha de fraude en las últimas elecciones con la que el exmandatario pretendía acceder a un nuevo período de gobierno por un cuarto mandato. También figura como antecedente el referéndum en el que un importante número de bolivianos se pronunció en contra de una nueva postulación para la presidencia, que pudo contrarrestar con un aval de la Corte Suprema, que le renovó la posibilidad de presentarse a otros comicios aludiendo al "derecho humano" que le asiste.

El llamado a nuevas elecciones, que alcanzó a formular Morales antes de su partida, no consiguió el efecto esperado de calmar la protesta social que se había desatado, tras el escándalo del escrutinio que fue observado por los delegados de la OEA. El conteo de votos que sufrió una prolongada interrupción y que al principio no le otorgaba la mayoría como para evitar un balotaje, luego giró a favor del mandatario generando los disturbios que acontecieron. Desde ese momento el caos invadió las principales ciudades del país y fue cuestión de tiempo para que amplios sectores de la población, el clero y las fuerzas armadas quitaran su apoyo, obligando a la renuncia presidencial.

Otras renuncias que se sucedieron tanto en el Poder Ejecutivo como a nivel legislativo, interrumpiendo la línea sucesoria, ha dejado a Bolivia en una complicada situación para designar al reemplazante de Morales, algo que para la mayoría es imprescindible para restablecer el orden constitucional.

Si bien Evo Morales es el presidente que más tiempo condujo a Bolivia y que logró que el país progresara considerablemente en el aspecto económico, descuidó otros aspectos de carácter social que fueron aprovechados por la oposición para plantearle la lucha electoral que desencadenó en este conflicto. Una advertencia para otros mandatarios que sueñan con perpetuarse en el poder sin tener en cuenta la necesaria alternancia.