Si bien por ahora la vacunación contra el covid-19 es el arma más efectiva para enfrentar a este mal, no se debe dejar de insistir en la necesidad de aumentar los testeos y de continuar, con mayor intensidad, con las medidas de higiene recomendadas, el uso del barbijo obligatorio y el distanciamiento social como las acciones de prevención imprescindibles para evitar que la curva de contagios siga en aumento como ha ocurrido en estas últimas semanas.
Ante esta situación hay que promover en toda la comunidad la "cultura de la prevención" que deje de lado actitudes reaccionarias contra medidas que, como se ha comprobado, son contundentes a la hora de controlar la propagación del virus entre la gente.
La prevención implica cuidarse en todos los aspectos y está basada, en este caso, en conocer los mecanismos de contagio que tiene este coronavirus. El tema es no relajarse y seguir aplicando en todos los ámbitos los protocolos de seguridad que a más de un año de la pandemia están debidamente probados. El control de la temperatura corporal al ingresar a cualquier lugar público, la limpieza de las manos con alcohol en gel o líquido, la obligatoriedad del barbijo, el paso obligado por alfombras sanitizantes sumado a, cuando es necesario, un testeo o un hisopado, completa el cuadro de lo que se debe hacer. Pero hay muchos casos en que todas estas medidas se dejan de lado con el argumento de que "la gente está cansada” y es lo que, en cierta forma ha llevado a que la situación se complique. Negocios en los que se ha dejado de tomar la temperatura o se permite el ingreso sin barbijo, o en los que por falta de alcohol la gente no puede higienizarse, son algunas de las irregularidades que se han observado en los últimos tiempos, sin que tampoco se apliquen duras multas, que es otra forma de promover el cumplimiento de estas medidas preventivas. Otro tema es el de las las fiestas clandestinas, las reuniones familiares masivas y el amontonamiento en lugares públicos que demuestran un total desinterés por el otro, como también una falta de madurez social.
Todas estas medidas personales preventivas tienen que ser complementadas con los cuidados que los organismo oficiales deben efectivizar en las zonas de ingreso a nuestro país como aeropuertos, pasos fronterizos y otros sitios de acceso habilitados o en la intercomunicación que hay entre las provincias.
El ingreso de las cepas de Manaos, la británica y la andina demuestra que esos controles no han sido del todo eficiente y que hay que intensificarlos para evitar que sigan ingresando, poniendo en riesgo a la población de mayores contagios que se podrían haber evitado.
