En los últimos años crecieron las estrategias publicitarias en el marco de la comunicación digital y, en particular, buscando llegar a los jóvenes mediante el denominado "marketing viral+ con resultados exitosos. Utilizando ese marco, se popularizaron los desafíos entre adolescentes para realizar juegos insólitos y divertidos, aunque cada vez más peligrosos, algunos de consecuencias fatales.
Muchos chicos se dejan arrastrar por esta tendencia de alcance universal, como lo vienen demostrando en diferentes lugares del mundo donde estos desafíos han dejado el propósito lúdico inicial para transformarse en un gran peligro potencial. Un claro ejemplo es el de un joven norteamericano que cayó al vacío desde su habitación al tratar de liberarse de la cinta adhesiva envuelta en su cuerpo.
Hay otros casos de desafíos virales de alto riesgo, como los de adolescentes prendiéndose fuego en alguna parte del cuerpo para ver quien resiste más, con secuelas de por vida. Como si fuese poco, en los últimos días vienen causando sensación los videos de jóvenes que se bajan de un automóvil en movimiento y bailan en medio del tránsito.
Esta irracionalidad se denomina "InMyFeelingsChallenge+ y el rechazo social ha movilizado a las fuerzas de seguridad en diferentes ciudades del mundo. No sólo hubo arrestos y fuertes multas en países occidentales sino también en Medio Oriente y urbes asiáticas.
Bajarse de un auto en movimiento y bailar en la calle mientras otra persona filma desde adentro del vehículo, transgrede las normas básicas de la conducción y del tránsito en general, además de llegar a involucrar a terceros que nada tienen que ver con el absurdo juego destinado a compartir en las redes sociales. En Texas una chica fue atropellada en momentos en que buscaba sumarse a la viralización.
También ha reaccionado el público contra algunas celebridades que se prendieron del desafío, caso de la cantante Thalía, que mostró una coreografía promocional, duramente criticada por participar en el polémico reto juvenil. La cantante debió salir a pedir disculpas y aclarar que fue un montaje publicitario, muy diferente a lo que se hace en las calles.
La influencia y el poder que tienen las redes sociales nos vuelve a llamar a la reflexión sobre la necesidad de hacer de Internet un uso responsable. No todo lo que se observa en la web es inocente ni deja de influenciar en los chicos sobre prácticas y situaciones donde se juegan la vida.
