Una comunicación oficial ha informado que se está desarrollando en San Juan lo que denomina como la obra de pavimentación y repavimentación más grande de la historia, que abarca a los municipios de los valles de Tulum, Ullum y Zonda. Son trabajos que incluyen los departamentos Chimbas, Rivadavia, 9 de Julio, Sarmiento, Santa Lucía, Rawson, San Martín, Pocito, Caucete y Zonda.  

Ejecutar estos trabajos para mejorar la calidad de vida de los sanjuaninos es loable porque a partir de una urbanización con calles asfaltadas las condiciones de los núcleos habitacionales cambia sustancialmente con un bienestar que implica servicios como el transporte público de pasajeros sin interrupciones por malas condiciones de transitabilidad y también para el acceso de vehículos en casos de siniestros o emergencias. 

Igual como se ha planificado esta vasta pavimentación, se debería también implementar trabajos estructurales para el mejoramiento de los caminos rurales, fundamentales para movilizar la producción agropecuaria. Los circuitos por donde transitan viñateros, bodegueros y chacareros se encuentran prácticamente abandonados e intransitables. 

No se necesita tanto el pavimento, como sería el ideal, pero no se advierte un mantenimiento periódico con enripiado para consolidar las calzadas. Ni siquiera se levantó en algunas zonas el material de monda de canales y desagües -acumulación que angosta la traza- y los serruchos, cortes y socavones provocados por las lluvias claman por el paso de una motoniveladora. 

Se trata nada menos de la desatención de la infraestructura vial del principal Producto Bruto Geográfico local.