El año que está a punto de finalizar ha tenido grandes incendios, que no solo han representado cuantiosas pérdidas en sectores verdes del planeta, sino que también han provocado daños materiales de consideración en las poblaciones comprendidas dentro de sus respectivas áreas de influencia. Sin ninguna duda, los incendios en la zona del Amazona, Brasil, que afectaron a más de 2,5 millones de hectáreas de bosques tropicales, fueron los más catastróficos por su impacto en el ambiente y en la ecología, pero también en poblaciones de nativos que en muchos casos perecieron ante el avance del fuego y la imposibilidad de combatirlo.
También hubo otros incendios de grandes dimensiones, que ocasionaron una gran devastación en California, Estados Unidos; en Mayorga, España y, en las últimas semanas, en Australia donde persiste la amenaza de que el fuego deje devastado un amplio territorio. Este foco ignio sigue preocupando a numerosas poblaciones cercanas a Sidney, la capital de ese país, porque el fuego ya ha afectado a más de 3 millones de hectáreas y sigue avanzando favorecido por las altas temperaturas del verano y por fuertes vientos, que en algunos casos, superan los 80 km/h. En forma similar a lo ocurrido a mediados de año en Brasil, los incendios en Australia están afectando la flora y la fauna autóctona, con la extinción de varias especies entre ellas los koalas, ya que los pocos ejemplares que existían están sucumbiendo por acción del fuego.
En la Argentina, las condiciones climáticas con una acentuada sequía que se extiende en todo el territorio, con un predominio en la zona centro y norte del país, y la ocurrencia de algunos vientos de gran intensidad provocaron varios focos de incendio en las Sierras de Córdoba y otras localidades en la que la desforestación avanza impulsada por la mano del hombre.
Ante todo este panorama que si bien es global, ya que responde a un fenómeno que está afectando a todo el mundo, y que amenaza con intensificarse en los años próximos, cada país en particular deberá implementar acciones concretas que sean efectivas a la hora de porvenir y controlar incendios que son capaces de destruir grandes superficies y provocar los más catastróficos daños ecológicos. La preparación de guardaparques y cuerpos de bomberos especializados en intervenir ante la emergencia; la implementación de técnicas de control del fuego, como la disponibilidad de aviones hidrantes, son algunas de las medidas que los estados nacionales o provinciales deberían implementar como prioritarias.
La acción doméstica también es importante, enseñando a las poblaciones en general como actuar ante un incendio pero, principalmente, en como prevenirlo que es más importante.
