La muerte de Fidel Castro, reconocido como el máximo líder de la Revolución cubana e instaurador de un régimen de gobierno que durante 57 años avasalló las libertades y derechos de su pueblo, se ha dado en medio de luces y sombras que por un lado destacan su espíritu y capacidad de lucha por un ideal, y por otro la oposición a integrarse al mundo sosteniendo un régimen que condujo a Cuba al atraso y a la pérdida de valores que resultan esenciales para una nación. 

Para muchos Castro fue un líder extraordinario; un legendario revolucionario y un orador por excelencia que mantuvo el espíritu revolucionario vigente por más de medio siglo, a pesar de ir en sentido contrario de las ideas que imperaban en todo el mundo. 

Se cree que su fallecimiento ha marcado el principio del fin para el régimen, aunque la presidencia de Cuba esté en manos de su hermano Raúl Castro, ya que antes de su desaparición dejó sentadas las bases del proceso de ‘deshielo” de las relaciones con Estados Unidos de Norteamérica que, es de esperar, a partir de ahora, se agilizará favorablemente. En este sentido todo el arco político del planeta estuvo pendiente de las expresiones del presidente electo de EEUU, Donald Trump, que podrían marcar el rumbo de las relaciones de ese país con Cuba. El futuro mandatario, a través de las redes sociales, no fue más allá de expresar su admiración por la muerte de Castro, sin ningún otro tipo de connotación. 
Por otra parte, el resto de mandatarios y cancilleres fueron cuidadosos al expresar sus condolencias, las que en la mayoría de los casos no se salieron de las normas protocolares, guardando el sentido humanitario que prevalece en estos casos. 

Los actos de algarabía que se dieron en algunos ámbitos fueron calificados como inoportunos, más allá de lo que significaban para algunos sectores, que durante décadas se han sentido oprimidos por el régimen impuesto por Fidel. 

La conclusión a la que llegan la mayoría de quienes asistieron a este hecho histórico es que ha muerto un hombre que ha marcado la historia del siglo XX a nivel mundial, y no solamente de Cuba. Su pensamiento político ha tenido una enorme influencia en muchas corrientes ideológicas de todo el planeta.