El gobierno de China viene realizando esfuerzos para ubicarse en lugares destacados dentro de las organizaciones internacionales, pero la rígida política interna le ha dado un grave traspié al detener al presidente de Interpol, Meng Honwei, un ciudadano de ese país, y obligarlo a renunciar al ente global de seguridad. Lo grave es que las autoridades de Pekín mantuvieron la detención en reserva y sólo la revelaron ante la presión de la prensa mundial.
La detención del funcionario de Interpol responde a una presunta "violación de la legislación estatal" y es la única aclaración desde que el 25 de septiembre pasado se perdió contacto con Honwei, tras su llegada a la capital china. Antes de su nombramiento como máximo responsable de Interpol, en noviembre de 2016, fue viceministro de Seguridad Pública del Gobierno chino y por sus antecedentes accedió al organismo mundial. Su carrera tiene una experiencia de 40 años en tareas policiales y jurídicas.
Esta sorpresiva detención no es un incidente menor si se tiene en cuenta que Interpol es la mayor organización internacional después de las Naciones Unidas, con 192 países miembros, y con el claro objetivo de prevenir y combatir el crimen organizado, el tráfico de drogas, de armas y de personas, lavado de dinero, delitos económicos, pornografía infantil y corrupción.
En virtud de tales funciones, las autoridades de Interpol tienen amplia cobertura de inmunidad diplomática, por lo tanto China ha cometido una seria transgresión al detener a un ciudadano de ese país y mantener el hecho oculto, no obstante la garantía que le debía ofrecer a un funcionario internacional. Para el gobierno del gigante asiático primero están los asuntos internos ante el respeto a sus compromisos globales.
Una probable investigación a Meng Honwei no es del todo clara. Se sabe que escaló posiciones en el aparato de seguridad chino cuando estaba dirigido por Zhou Yongkang -un rival del actual presidente Xi Jingping-, condenado a cadena perpetua por abuso de poder y divulgación de secretos de Estado. Yongkang fue quien nombró a Honwei como viceministro de Seguridad Pública.
Difícilmente se sepa la verdad que rodea al caso del ahora exsecretario general de Interpol, por el hermético entramado político del gobierno chino y las rigurosas e implacables condenas a los funcionarios que se desvían de los objetivos del Partido Comunista. Lo único seguro es que a China no le será fácil volver a ocupar un lugar ejecutivo en un organismo internacional.
