Los principales analistas económicos han coincidido en que la decisión del presidente de Chile, Gabriel Boric, de disponer que los futuros proyectos de litio estén bajo control estatal, es uno de los errores más viejo en economía. Creer que con la nacionalización de este recurso se puede alcanzar una economía sostenible y desarrollada es ir contra las ideas que sostienen el mercado y confirmar que en materia económica Chile ha dado un contundente giro hacia la izquierda.
Boric está convencido que con la estatización del litio alcanzará objetivos trascendentales y es por eso que al anunciar en mayo pasado esta medida dijo que los chilenos no podían darse el lujo de desperdiciar una oportunidad como la que está ofreciendo la explotación de litio para el engrandecimiento del país. Pero es evidente que el Presidente en algo se equivoca y es el hecho de no haber tenido en cuenta que tras el anuncio de la estatización se produjo un recorte de US$ 5.700 millones en dos de las empresas que más litio extraen de Chile.
El país transandino tiene una de las reservas de litio más grandes del mundo, y en 2021 fue el segundo productor mundial delo mineral, solo detrás de Australia. El ‘oro blanco” como se conoce al litio, es un componente fundamental de la tecnología de baterías recargables.
La posición que ostenta Chile hasta ahora no la podrá sostener por mucho tiempo si algunos inversores comienzan a retirarse y países vecinos como Argentina pasan a liderar ubicaciones en relación a la cantidad de yacimientos que se han localizado en nuestro país, los que todavía no están en explotación. Según Daisy Jennings-Gray, analista que asesora a gobiernos sobre minerales críticos, Argentina superará a Chile en producción de litio en torno a 2027.
Otro dato importante es que Argentina, Chile y Bolivia -el llamado triángulo del litio- representa más de la mitad de los recursos mundiales, y están buscando forma de cooperar para ir más allá de la extracción del metal y producir productos de mayor valor. Pero es acá donde la nacionalización del litio chileno puede representar algunos inconvenientes en relación a loa necesidad de inversores extranjeros, a los que les puede molestar esta medida.
A nivel internacional existe consenso en que no es bueno la forma en que ha procedido Chile. Los observadores sostienen que dejar que los políticos manejen la economía nunca ha sido una buena idea: no son financieramente astutos y sus motivaciones pueden estar equivocadas. Sin embargo los países en desarrollo ricos en recursos naturales siguen repitiendo el mismo error y cada vez que pueden recurren a estatizar o nacionalizar esos recursos.
El esquema accionario que propone Boric para la explotación del litio en territorio chileno, con el 51% en manos del Estado y el resto para las empresas privadas, puede llegar a ser poco atractivo, y es lo que ha motivado a una brisca caída de las acciones de las empresas que actualmente explotan el mineral.
