El confinamiento social obligado por la pandemia del coronavirus produjo un cambio radical en el comportamiento de la atmósfera y ratificó a los científicos el origen del cambio climático como consecuencia de la evolución de la humanidad. La paralización productiva, las restricciones del transporte y el menor uso energético, produjeron un descenso tan grande de las emisiones de dióxido de carbono que no se conocía desde la II Guerra Mundial y, sin que se tengan registros oficiales, desde que la Revolución Industrial iniciara la polución atmosférica.
Los investigadores han concluido un estudio puntal del día a día de la cuarentena en las zonas más populosas del planeta y estiman que este año habrá entre un 4% y un 7% de menor contaminación, con la posibilidad de aumentar los registros si la pandemia obliga a un nuevo confinamiento masivo, o dar marcha atrás en las flexibilizaciones actuales dispuestas en diferentes países. Según la publicación de Nature Clima Change las emisiones del 7 de abril último tuvieron un descenso del 17%, comparado la media diaria de 2019, todo un récord en el planeta debido a la paralización obligatoria.
De todas maneras no se canta victoria en cuanto a los cambios estructurales atmosféricos, que son lentos y, si se toma como referencia la crisis global de 2008, cuando las emisiones cayeron un 1,4% pero un año después subieron con más fuerza hasta el 5,1%, es fácil darse cuenta cómo las actividades humanas impactan en las concentraciones de gases de efecto invernadero. Otra referencia histórica fue la suspensión de gran parte de la producción industrial en los alrededores de Pekín durante los Juegos Olímpicos de 2008 demostrando claramente cómo detener la contaminación del aire.
Por eso la crisis del Covid-19 deja una enseñanza frente a las emisiones nocivas de la actividad del hombre, pero de ninguna manera parece ser un paliativo duradero aunque exista mucha especulación mediática reflejada en imágenes diáfanas de lugares donde antes la bruma fabril borraba el paisaje. El impacto de la pandemia en el clima es real, pero efímero, porque la naturaleza no cambia de un día para otro y el calentamiento global debe ser contenido con políticas a largo plazo, de manera que con recortes anuales de entre el 1% y el 2% deberían transcurrir entre 10 y 15 años para que se notara una mejora en la atmósfera.
