Sorpresivamente Estados Unidos cambió su posición en el seno de la Asamblea General de las Naciones Unidas, al abstenerse en la votación realizada el miércoles pasado, que insta a Washington a poner fin al embargo económico, comercial y financiero impuesto a Cuba en 1962 por el presidente John Kennedy, como consecuencia de la Guerra Fría y la ruptura de las relaciones diplomáticas. 

El giro político histórico de la Casa Blanca dejó atrás 24 años de votar en contra de la exhortación de la ONU de levantar el embargo que el régimen de La Habana considera injusto, inhumano, inmoral e ilegal, según afirmó el canciller cubano quien saludó el cambio en la posición estadounidense a la que llamó "una señal prometedora”. La resolución fue aprobada con 191 votos a favor de levantar el bloqueo y dos abstenciones, una de Estados Unidos y la otra de Israel, los dos únicos países que el año pasado votaron en contra. 

Si bien la Asamblea General estalló en aplausos tras la emblemática votación, el cambio de postura se esperaba esta vez tras el deshielo en las relaciones bilaterales promovido por el presidente Barack Obama y su par cubano, Raúl Castro, a instancias del papa Francisco, a partir de diciembre de 2014. Más todavía, luego de la visita del presidente estadounidense a Cuba, en marzo pasado, la primera de un mandatario de EEUU en ejercicio a la isla, desde 1928.  

De todas maneras, como se encargó de aclarar previamente a la Asamblea la embajadora Samantha Powers, esta abstención no quiere decir que Washington esté de acuerdo con todas las políticas y las prácticas del gobierno cubano, ya que EEUU está muy preocupado por las graves violaciones de los derechos humanos que sigue cometiendo el gobierno cubano impunemente contra su propio pueblo. La réplica de Cuba puntualizó los daños causados por el embargo, que según las autoridades de la isla ascienden a 125.873 millones de dólares. 

De todas maneras, la posición en las Naciones Unidas está lejos de poner fin al embargo y cerca de provocar otro conflicto de la Administración demócrata con el Congreso de mayoría republicana, quien tiene legalmente la última palabra para eliminar legalmente el bloqueo. Habrá que esperar al nuevo presidente estadounidense y si este giro llega al Parlamento.