Reanudadas las actividades deportivas, después de la suspensión que impuso de la pandemia del covid-19, se pensó que muchos de los problemas que se habían venido suscitando podrían solucionarse. En el caso específico del fútbol, uno de los deportes que más controversias genera por diversos motivos -ya sea desde el fanatismo hasta por los intereses que se ponen en juego- la reanudación de los torneos tanto locales, nacionales como internacionales se fue desarrollando con cierta normalidad hasta que en las últimas semanas se ha observado una ola de violencia en el marco de estos encuentros que genera preocupación y que deberá ser analizada en profundidad para tratar de encontrar una solución.

Como señala la crónica deportiva, la última semana a nivel de copas internacionales estuvo poblada de incidentes.

Independiente, Racing, Deportivo Cali, Colón y Peñarol protagonizaron diversos sucesos marcados por el accionar de barras, que alteraron la tranquilidad que se venía conservando. A nivel de fútbol nacional también hubo algunos incidentes menores en encuentros previos a la final del torneo y en nuestra provincia también se registraron inconvenientes en ámbitos del club Árbol Verde y en Carpintería, con algunas agresiones a árbitros y espectadores de barras antagónicas. En cada uno de estos casos son las autoridades de los organismos que rigen los destinos de este deporte los que deben actuar de inmediato para controlar los desmanes y evitar que el problema se generalice en todos los niveles. La situación de San Juan ha sido analizada por la dirigencia local coincidiendo que es la Liga Sanjuanina de Fútbol a través del Tribunal de Pena la que debe tomar cartas en el asunto y advertir sobre las sanciones que corresponde a casos como los que se han suscitado últimamente.
Pero más allá de las sanciones que se puedan aplicar tras los hechos de violencia consumados, la actividad deportiva en general debe abocarse a fomentar una cultura del buen comportamiento que abarque tanto a los deportistas como al público aficionado que asiste a los eventos.

El problema de violencia que afecta al fútbol debe ser solucionado desde sus bases inculcándose desde cada institución un comportamiento ético acorde al espíritu que mueve a la competencia deportiva. Un valor social que de estar bien orientado no debe derivar en agresiones por disputas internas alentadas por las barras que más allá del resultado deportivo van detrás de la cuota de poder que genera esta actividad.

La violencia en el fútbol argentino cobra víctimas dentro y fuera de los estadios, y se ha convertido en un problema sociopolítico que va mucho más allá del deporte. Suman 238 las víctimas fatales de episodios violentos en la historia futbolística local.