El enrarecido clima político que se vive en Londres por la salida del Reino Unido de la Unión Europea, o "Brexit”, mediante una negociación cada vez más alejada de las aspiraciones de los negocios y de los británicos en general, está apurando las decisiones empresarias de trasladar sus operaciones a suelo europeo como una salvaguarda para no perder mercados ni las condiciones económicas de la eurozona.

El principal éxodo empresario ha sido confirmado esta semana por la Agencia Holandesa de Inversión Extranjera, al anunciar que un centenar de compañías se ha establecido en Holanda desde los dos últimos años debido a la incertidumbre de la salida británica de la UE y actualmente otras 325 sociedades están negociando su radicación en Ámsterdam y ciudades como La Haya, Utrecht o Rotterdam.

La cercanías de las islas británicas de Holanda ha priorizado el destino del éxodo empresario, pero hay otras firmas que tenían sede central en Inglaterra y se han reubicado en diferentes países del continente. En todos los casos las negociaciones de la mudanza se plantea en el gobierno comunitario a fin de seguir operando tras el desenlace del Brexit, el próximo 31 de octubre con o sin acuerdo con Londres.

Es que hay compañías de medios como Bloomberg o Discovery, por ejemplo, que quedarían marginadas legal y operativamente para prestar servicios como proveedora local. Otras implementaron estrategias para trasladarse en parte, de manera de disponer de licencia europea pero manteniendo también presencia británica y negociar en dos frentes.

Holanda, a través de su agencia de inversiones extranjeras, ha sacado provecho del Brexit desde el primer momento en que la salida británica de la UE quedó en firme y promocionó las ventajas de la infraestructura logística y digital que hace más accesible al mercado europeo, y una mano de obra calificada con alto nivel de idioma inglés, además de su cercanía geográfica y su relación comercial con el Reino Unido.

Las empresas aceptaron esas condiciones y ahora el Gobierno de La Haya dejó de lado su triunfalismo para enfrentar una cuestión no prevista: las futuras exportaciones al Reino Unido, con o sin acuerdo del Brexit. Esto supone una caída abrupta de un comercio hasta ahora impecable y convierte a los holandeses en víctimas inesperadas del discutido divorcio del Reino Unido con la comunidad europea.