En mayor o menor medida todos los integrantes de la sociedad conocemos las acciones preventivas para evitar el contagio y propagación del covid-19. De la misma manera sabemos que si las ignoramos o no las implementamos como corresponde, corremos el riesgo de pasar a engrosar las abultadas cifras de casos que por estos días son récord absoluto en la provincia. 

Si bien las vacunas son un importante recurso en la lucha contra el coronavirus, el hecho de que estén llegando tan lentamente al país y que no alcancen a cubrir las necesidades, posterga su eficacia y da lugar a que el cuidado personal sea el recurso más utilizado y efectivo para prevenir la enfermedad. De ahí que aprender a cuidarnos sea la clave en este período de confinamiento, en el que se busca limitar la circulación de personas por la vía pública y otros ámbitos en los que pueden ser proclives los contagios. 

Hay una conocida frase que expresa "si no nos cuidamos, nadie lo va a hacer por nosotros". Se trata de una clara insinuación de que cada uno debe velar por su salud y no esperar disposiciones gubernamentales que le indiquen cómo hay que comportarse y qué medidas tomar para evitar el contagio. 

El aumento de casos y número de fallecidos a consecuencia del covid-19 en nuestra provincia son motivos más que suficientes para que la gente tome conciencia de que algo no está funcionando bien en materia de prevención. Hemos tenido que llegar a la necesidad de que el Gobierno nacional y consecuentemente el provincial determinen nuevamente restricciones de actividades para frenar la ola de contagios de esta segunda ola de la pandemia. No hemos sido capaces de frenar este avance conservando hábitos que se nos inculcaron desde un principio y que al poco tiempo dejamos de lado exponiéndonos a un virus que sabemos continúa acechando. De esta forma hubo sitios públicos y privados donde se dejó de exigir el uso obligatorio del barbijo, el uso del alcohol en gel o líquido para protección, el lavado con agua y jabón de las manos y el distanciamiento social tan necesario como efectivo para evitar la propagación de la enfermedad.

Ahora no sólo debemos intensificar esas recomendaciones sino sumarle una serie de restricciones que a muchos no les gusta.

Lo que hay que entender es que hemos llegado a esta situación por nuestra propia decisión de no acatar recomendaciones básicas, creyendo que la pandemia ya había pasado, y por no haber internalizado hábitos que de haberlos cumplido no hubiésemos necesitado estas medidas extremas.