El enorme riesgo que representa los animales sueltos en las rutas de nuestra provincia, causantes de verdaderas tragedias, ha sido minimizado gracias a los operativos oficiales de secuestro, como complemento de los cierres con alambrados perimetrales a fin de que las bestias no lleguen a la calzada.

Estas acciones preventivas están dando buenos resultados, según los secuestros, pero no hay receptividad por parte de la actividad privada para recibir los decomisos creando así un problema adicional a las autoridades por razones de espacio para ubicar los corrales y el mantenimiento de los animales.

Son vacas, cabras, ovejas, burros y caballos deambulando por los caminos, que son rescatados en camiones y llevados a los cuatro corrales habilitados por las autoridades hasta que la Justicia defina su destino.

Según el informe oficial publicado en este diario, en lo que va del corriente año han sido secuestradas unas 220 cabezas -alrededor de 70 caballos, 120 cabras y 30 bovinos-, por parte de los operativos implementados por los ministerios de Producción y de Gobierno.

El tema se complica en los juzgados de Paz departamentales porque los animales carecen de marcas, una maniobra de los propietarios para no asumir responsabilidades frente a un siniestro vial, no obstante los siete días que otorga la ley al infractor para recuperarlos.

Cuando los jueces se enfrentan con el anonimato de la propiedad, deben ubicar los animales en escuelas agrotécnicas, fuerzas policiales o militares y en las asociaciones sin fines de lucro, todo esto en forma gratuita, pero como se deben hacer cargo de la alimentación y mantenimiento, el ofrecimiento se rechaza. 

Cuando los jueces se enfrentan con el anonimato de la propiedad, deben ubicar los animales en escuelas rurales, fuerzas policiales o militares y en las asociaciones sin fines de lucro, todo esto en forma gratuita, pero como se deben hacer cargo de la alimentación y mantenimiento, el ofrecimiento se rechaza.

Ante esta situación, el Gobierno se debe hacer cargo del cuidado, vacunación y alimento de los animales decomisados y se cita un ejemplo: un caballo come un fardo de pasto diario, lo que implica un costo de 2.000 pesos semanales, únicamente en comida. Se suma la urgencia de disponer de más corrales con la vigilancia necesaria.

Se trata de un callejón sin salida, a menos que se decidan otras soluciones, que pueden ser crueles como el rifle sanitario, pero se debe priorizar la vida del automovilista.